Inconformista, emprendedor y con las ideas claras. Pablo Delkán (Madrid, 1989) residió doce años en Menorca antes de decidirse a cruzar el charco para estudiar en una de las universidades de diseño gráfico más prestigiosas a nivel internacional, la School of Visual Arts de Nueva York.
Con tan sólo 19 años, Delkán aterrizó en la ciudad que nunca duerme, donde compagina sus estudios con una de sus principales aficiones: la música. En Menorca formaba parte del grupo Triste Páramo y actualmente es uno de los miembros de Belladonna. La formación está trabajando en su tercer trabajo y ha ofrecido gran número de conciertos en la costa este de EEUU así como en diversos teatros de Nueva York. "Si me lo hubiesen dicho antes de instalarme en Nueva York no me lo hubiese creído", apunta satisfecho el joven menorquín.
En Menorca estudiaba en la Escola d'Art. ¿Ya tenía claro que quería dedicarse al diseño gráfico?
En la Escola d'Art no fui uno de los estudiantes más brillantes de la clase pero era de los que tenía muy claro lo que quería hacer. Saber lo que quieres suele ser un buen paso para lograrlo. Últimamente no me ha faltado seguridad en mi mismo o confianza en que todo va a salir bien y hasta ahora esta forma de pensar me está funcionando bien. Al terminar el Bachillerato entré a trabajar en Sa Fábrica como asistente y, más tarde, como diseñador gráfico. Estuve seis meses trabajando hasta que recibí la noticia de que había sido aceptado en la School of Visual Arts (SVA) de Nueva York, donde había enviado mi portfolio.
¿Qué le llevó a probar suerte en Nueva York?
Decidí marcharme porque necesitaba tener la posibilidad de fracasar en mis propias narices y eso apenas era una opción en Menorca. Mi último año en la Isla fue el mejor de los doce en los que viví allí. Creo que si las cosas no hubiesen ido tan bien en Menorca nunca me habría decido a irme. Era importante para mi marcharme de la Isla sabiendo que no dejaba nada atrás sino que me llevaba muchos buenos recuerdos y amistades. Esas cosas no cambian por muy lejos que estés. La verdad es que nunca he conseguido racionalizar muy bien las decisiones que tomo, simplemente lo decidí, no me lo pensé mucho. Si me lo hubiese pensado más probablemente no me hubiese ido.
De manera meditada o no, se plantó en la ciudad que nunca duerme...
Sí. En enero de 2008 llegué a Nueva York después de pedir un préstamo bancario descomunal para pagar el primer semestre de la universidad.
¿Tan caros resultaban los estudios?
Bastante. Ahora mismo estoy cursando el segundo año de la carrera de Diseño Gráfico y tengo unas deudas increíbles. No obstante, me encanta hablar de mis deudas, es la parte de mi vida menos interesante y que más me trastorna mentalmente. Los préstamos privados para estudiantes en EEUU te permiten empezar a pagar una vez has finalizado la carrera, lo que supone un peligro porque en ese momento no tienes ni idea de si vas a tener un trabajo que te vaya a permitir pagar los créditos. Por el momento he conseguido becas y un trabajo en la universidad que me permite reducir el coste de mis estudios un 70 por ciento.
Cursa su carrera en una de las universidades de diseño gráfico más prestigiosas a nivel internacional, ¿está cumpliendo sus expectativas?
La verdad es que finalicé el primer curso con unas calificaciones fuera de lo normal y durante el primer verano que estuve en Nueva York me ofrecieron trabajar como asistente de un profesor durante los cursos de verano que organiza la SVA. Por otro lado tuve la oportunidad de trabajar como asistente de producción en el documental "The wilde ones", en el que se entrevistaban a los diseñadores gráficos de más prestigio en la historia del diseño grafico.
¿Cuáles son sus proyectos de futuro a nivel laboral?
Un compañero de la universidad y yo estamos planeando abrir un estudio de diseño en Nueva York al acabar los estudios dentro de dos años. Trabajar duro no me supone ningún esfuerzo, lo difícil es hacer algo bueno, algo que consiga emocionar o comunicarle algo a alguien. Eso es lo que intentamos. Actualmente estamos trabajando en el diseño de varios discos, logotipos y branding para un beca titulada "Ayuda a alguien". Se trata de una animación que promueve la frustración que sentimos ante las grandes corporaciones. Por el momento está teniendo bastante éxito, se titula youcantmakeadifference.com y se puede ver a través de internet.
Volvamos a sus inicios en La Gran Manzana. ¿Qué es lo que más le sorprendió al aterrizar en Nueva York?
Lo que más me sorprendió y me sigue sorprendiendo es lo rápido que pasan los días. No sé si es por culpa de la ciudad o por mi ritmo de vida. Aquí se respiran ganas de hacer cosas y de tener una vida productiva. Viviendo en Nueva York siento que tengo una responsabilidad y un poder que probablemente no sentiría en otro lugar del mundo. De alguna manera, formas parte de esta ciudad y pasar desapercibido es demasiado fácil.
Menorca y Nueva York tienen pocas cosas en común. ¿Le resultó complicado adaptarse a esta nueva etapa de su vida?
La verdad es que tardé mucho más tiempo en adaptarme a vivir en una isla como Menorca, a sentirme parte de ella. Tras un par de semanas en Nueva York ya eres uno más.
¿Dominaba el idioma antes de instalarse en EEUU?
Tenía una buena base de inglés pero la única manera de aprender es cuando no te queda otra que hablarlo. Recuerdo que durante la segunda clase de la asignatura de "Comunication Design" tuve que presentar un trabajo en inglés ante una clase de 25 alumnos y responder a sus preguntas. Es entonces cuando no te queda otra opción que espabilarte con el idioma.
¿En qué zona de la ciudad vive?
Vivo en un piso ubicado en una parte preciosa de Brooklyn, Prospect Heights, al lado del Prospect Park y del Brooklyn Museum. Es igual que en las películas pero siendo yo el protagonista. ¡Así que es más emocionante!
Una de sus principales aficiones es la música ¿no es así?
Sí. Comencé a interesarme por la música tras varias clases de batería con un maestro excepcional y todo aquello me terminó cambiando la vida completamente. Antes de marcharme de Menorca era miembro y líder del grupo de música Triste Páramo, que todavía hoy se encuentra activo en Barcelona.
¿Ha continuado tocando en Nueva York?
Sí. A la semana de llegar aquí conocí en un bar a tres músicos de mi edad que estaban buscando un cuarto miembro para su grupo de música, Belladonna. A los pocos meses ya estábamos grabando un EP de cuatro canciones en un estudio de Washington. Hemos tocado en Pennsylvania, Connecticut, Washington y en muchísimos locales de Manhattan y Brooklyn. Además ganamos el conocido concurso "Battle of the Bands", que nos permitió tocar en el Warped Tour, un festival de música y de deportes extremos que se celebra anualmente en Estados Unidos y Canadá. Vans, la histórica compañía de calzado skate, ha patrocinado cada uno de los festivales desde 1995, por lo que también se conoce a este festival como Vans . Actualmente estamos grabando nuestro tercer EP, que saldrá a finales de verano. La verdad que si antes de venir a Nueva York me hubiesen dicho que habría llegado tan lejos no me lo hubiese creído.
¿Entra en sus planes volver a la Isla a largo plazo?
Vivir en Menorca es un lujo que no quisiera permitirme. Quizás vuelva a la Isla en un futuro muy lejano o quizás nunca, quién sabe. Por ahora visito Menorca brevemente durante mis vacaciones, pero dentro de poco dejaré de ser estudiante y, por tanto, dejaré de tener vacaciones. Tendré que saber apañármelas para visitar la Isla lo más a menudo posible.
¿Qué es lo que más echa en falta de la Isla?
Lo que más echo de menos es a mi familia, especialmente a mi hermana Olivia. También a mis amigos. Es interesante ver como muchas amistades se han esfumado y otras siguen tan fuertes como siempre. Pero no hace falta irse de Menorca para darse cuenta de eso.
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