Apertura. Las autoridades, tras el acto inaugural, recorrieron los stands y degustaron los productos - Javier

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La reivindicación de las raíces y la identidad menorquinas, ligadas al mundo rural, fue ayer el hilo conductor de los discursos políticos que dieron por inaugurada la XXIV edición de la Fira del Camp, que se celebra en el polígono La Trotxa con un espacio expositor de 6.000 metros cuadrados y una participación que, pese a las dificultades que atraviesa el sector, ha logrado subir un 15 por ciento.

La niebla impidió que la consellera balear de Agricultura, Mercè Amer, volara a tiempo para participar en la apertura de la muestra, aunque para hoy se espera que sea el presidente del Govern, Francesc Antich, quien pasee entre los stands y deguste los mejores productos autóctonos, desde las verduras de producción ecológica y las tradicionales pastas y embutidos, al último maridaje gourmet, el queso de cabra al vino.

Productos todos ellos "de calidad, en los que hemos de creer y que tenemos que consumir, porque si no lo hacemos entre todos, nos equivocaremos", afirmó la consellera de Economía y Medio Ambiente, Antònia Allès, quien aseguró que ese consumo local, apoyado también en el turismo, es una cuestión de "autoestima". Allès recalcó además que la Fira del Camp de Alaior es la primera feria agrícola de la Comunidad Autónoma, "la más importante, siempre ha sido considerada así", un hecho por el que felicitó la labor realizada por el Ayuntamiento. El alcalde, Pau Morlà, por su parte llamó a los presentes a unir esfuerzos para seguir ayudando al campo y aseguró que la feria, que tiene en el concurso de ganado bovino frisón su mayor atractivo, es más que dicho certamen, ya que también constituye el punto de encuentro de todos los que se dedican al sector agrario, y debe invitar a "una reflexión en torno al campo de Menorca".

Agilidad administrativa

El presidente del Consell, Marc Pons, aseguró, en relación al especial vínculo de la sociedad insular con el campo, que "hay cosas que no estamos dispuestos a olvidar y a reconocer, y es el esfuerzo que realizan los payeses y sus familias que trabajan el campo y lo que eso supone para el paisaje y el territorio".

Marc Pons admitió no obstante que el papel de las administraciones debe ir más allá de los reconocimientos como un ritual de los días de la feria, y aseguró que es necesaria una "respuesta conjunta" para competir en una realidad económica global. "Las instituciones tenemos deberes, las cifras económicas", manifestó el presidente refiriéndose a las ayudas del plan Pro Agro, "buscan nuevas vías para ganar competitividad", señaló, "pero también hemos de mejorar en la agilidad administrativa y ser capaces de cerrar acuerdos".

Un 45 por ciento del suelo agrario se gestiona a través del CARB

La consellera Antònia Allès recordó ayer que el Govern, en los dos últimos años, "ha hecho un esfuerzo importantísimo hacia el sector, a pesar de las dificultades", ya que ha destinado casi 25 millones de euros a consolidar y apoyar al campo menorquín. Destacó asimismo la necesidad de redimensionar las fincas, y remarcó que la viabilidad de las mismas "irá ligada a la sostenibilidad, la diversificación y a una apuesta por el valor añadido y la marca".

Contrato Reserva

La consellera de Economía informó durante la feria de la buena marcha del Contrato Agrario de la Reserva de la Biosfera (CARB), la fórmula creada por el Consell para promover las buenas prácticas agrícolas y que en 2009 contó con 146 fincas adheridas. "Tenemos constancia de que este año habrá un aumento de solicitudes para el CARB", afirmó Allès, "porque hay más fincas que cubren los requisitos".

Dicho incremento responde, según explicó Clara Fullana, directora insular de Agricultura, a que la Unión Europea primará el cultivo de forraje y habrá más fincas que podrán cumplir los criterios de sostenibilidad, vinculados a la carga ganadera. La última convocatoria del CARB dispuso de un presupuesto de un millón de euros y el objetivo del Consell es que todas las fincas que aspiran al contrato puedan recibir ayudas. Actualmente un 45 por ciento de la superficie agrícola útil de Menorca se gestiona a través del CARB.