os vecinos de Es Castell no quieren que las fiestas de Sant Jaume se conviertan en un multitudinario botellón, un mayor control de la venta de bebidas alcohólicas a menores y controlar el espacio físico, horario y volumen de la música de las barras de bar durante el jaleo. Éstas son algunas de las conclusiones de la encuesta realizada por la Asociación de Vecinos de Es Castell sobre sus fiestas patronales y en las que participaron 118 personas de edades comprendidas entre los 21 y 69 años.
Los vecinos abogan por mantener un equilibrio entre las tradiciones y los nuevos tiempos. Abogan por recuperar la "qualcada" por el máximo de calles del pueblo, el reparto de "aigua-ros" como antes, un servicio de recogida de excrementos de caballos, alargar el tiempo del jaleo. También consideran que los protocolos y el programa de fiestas es cuestión exclusiva de los caixers. Reclaman la recuperación de los cabezudos, potenciar las calles adornadas, mejorar los servicios públicos y combinar conjuntos de fuera con otros de Menorca.
Los vecinos proponen asimismo mejorar la iluminación la vigilancia de las atracciones situadas en el aparcamiento de la escuela, alargar la feria más días, vigilar y mejorar los aparcamientos, incentivar, como se hace en otros municipios, a los bares para que abran las puertas o despachen desde las ventanas, limitar el uso de la Explanada a unas pocas atracciones para los más pequeños con restricciones de ruido y horario y mejorar el acceso al pueblo.
La asociación de vecinos también celebró una tertulia sobre las tradiciones y protocolos de las fiestas moderada por el periodista Lluís Soler, a la que asistió numeroso público.
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