Los enigmas de la arqueología siguen sorprendiendo a arqueólogos, ciudadanos y administraciones. Esta vez ha sido en la Costa de Ronda donde han aparecido nuevos hallazgos y por tanto nuevas aportaciones a la historia patrimonial y arqueológica de la Isla.
En la pendiente terrosa de la Costa de Ronda de Maó, justo en la zona opuesta a la entrada de los Vergers de Sant Joan, se hallaron ayer restos óseos que, tras un primer análisis, parecen proceder de tres cuerpos humanos que podrían pertenecer a la época romana o etapas posteriores, dentro de un margen temporal de unos 2.000 años.
El protocolo de actuación se activó después de que un payés que salía de los Vergers de Sant Joan avistara en la colina, en torno a las 10 de la mañana, una silueta de medio cuerpo colocada horizontalmente. Era evidente la existencia de un cráneo. Tras dar la voz de alarma se personaron en la zona del hallazgo efectivos del Cuerpo de Bomberos, Cuerpo Nacional de Policía, Policía Local, Protección Civil, Guardia Civil y técnicos del Servei de Patrimoni del Consell dispuestos a esclarecer como primer eslabón de la investigación si eran de época reciente o una herencia directa de nuestros más lejanos antepasados.
El parque de bomberos facilitó un camión de brazo articulado para poder acceder a los esqueletos, lo que obligó a inhabilitar el carril de descenso, con la consecuente regulación del tráfico rodado para evitar retenciones remarcables. El arqueólogo y técnico del Servei de Patrimoni del Consell, Simón Gornés, fue el encargado de ascender ocho metros de altura para poder observar más detenidamente los restos. Consiguió extraer de la zona parte de un clavo de hierro. El temporal complicó las tareas de investigación.
Gornés apuntó tras el primer ascenso que se contemplan tres cuerpos. El más visible se aprecia a medio cuerpo, y los otros dos, aunque localizados permanecen sepultados en casi su totalidad por la sedimentación del acantilado. Además, Gornés indicó que uno de ellos está seccionado.
A pesar de encontrar esta porción de hierro, no se ha podido extraer ni observar ningún tipo de material no humano ya fuera cerámica u otro objeto, lo que habría facilitado el trabajo de datación.
Tras esta primera toma de contacto los técnicos averiguaron que los tres cadáveres se encontraban en una misma capa geológica lo que insinúa una colocación intencionada de los cuerpos. A su vez y según explica el director insular de Patrimonio, Amador Marí, "se han comprobado diferencias entre el suelo de los enterramientos con el suelo superior", lo que ratifica la pertenencia de los hallazgos a una época antigua.
Amador Marí ha recordado que en esa zona existe una necrópolis talayótica "aunque en ningún caso significa que pueda pertenecer a la misma época". Es más, Marí señala que los enterramientos talayóticos se llevaban a cabo en cuevas "y los tres cuerpos no están ubicados en un entorno similar". Sin embargo Marí afirma que a partir de la época romana los enterramientos se hacían fuera de las cuevas "lo que nos lleva a pensar, en una primera hipótesis, que los cuerpos pueden pertenecer desde la época romana y hacia la actualidad, con un margen de datación de unos 2.000 años".
Por el hecho de haber aparecido casualmente en una zona que no ha sufrido últimamente, ningún tipo de intervención el responsable de Patrimonio recalca que los huesos podrían haber salido a la luz por la erosión de la tierra provocada por la lluvia.
A su vez informa que actualmente el Consell está estudiando qué tipo de actuación puede ser más efectiva para activar de inmediato una excavación de urgencia con la intención de recuperar y proteger "lo que actualmente está en peligro de deteriorarse". A su vez asegura que no se podrá intervenir mientras el suelo esté mojado.
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