El menorquín Arturo Sintes, ciclista, preparador, organizador de la vuelta cicloturista a Menorca y presidente de la Federación de Ciclismo de Balears, inició hace tiempo una carrera de fondo, un reto en pos de un sueño, de una meta que ahora ve más cerca, la creación en Menorca de un Museo del Ciclismo. Con pedaleo firme, la fuerza y el ánimo intactos, dentro de unos días presentará al Consell y al Ayuntamiento de Maó su gran proyecto en busca de apoyos, que adelanta al "Menorca".
El museo, según cuenta, recogería la evolución histórica de este deporte, de los diferentes materiales empleados en cada época, de los accesorios y sobre todo recordará a los ciclistas de todo el mundo que han hecho grande al ciclismo, con especial atención a los españoles y entre ellos a un gran número de menorquines que han abierto camino en la Isla. A lo largo de su vida, Sintes no ha parado de recoger, restaurar y catalogar todo aquello que tiene que ver con este apasionante deporte, una mezcla de patrimonio ciclista, pero a la vez patrimonio social y cultural que ha formado parte de la historia a lo largo de los últimos cien años. Por eso quiere ahora que los menorquines disfruten de este legado que él pretende aportar de forma altruista y desinteresada al museo.
La bicicleta del "Chava" entre las joyas
Las joyas del proyecto en ciernes serán las cerca de cien bicicletas que guardarán sus salas, muchas de ellas procedentes de su colección y de donaciones.
La más antigua data de finales de los años 20, una bicicleta francesa de paseo con un sólo freno en la rueda delantera y otra de 1935 fabricada en acero que Sintes restaura en la actualidad. La mayoría serán, no obstante, bicicletas de aluminio de los años 50 y 60, aunque la que a buen seguro se llevará las miradas será la bicicleta fabricada en fibra de carbono para contrarreloj utilizada por el equipo Banesto en los años 90. "La bicicleta perteneció posiblemente al "Chava" Jiménez y poco después la UCI prohibió este modelo porque la rueda delantera era más pequeña y por el manillar de cabra", apunta Sintes, mientras hace un repaso a su colección .
"Esta otra bicicleta de los años 60 en cambio estaba tirada en un contenedor de basura en Maó y la hemos restaurado", explica. "Éste es un probador donado por el ex ciclista Celestino Prieto utilizado para medir la potencia del ciclista y ajustar las distancias del sillín, el manillar y los pedales", añade.
Reportaje completo en la edición impresa del diario "Menorca"
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