Una gran casa. El centro dispone ahora de treinta residentes y cuatro usuarios del centro de día, que son atendidos por 39 profesionales en plantilla

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Laura Bañón Ciutadella
Ayer fue día de visita en el Centro Sociosanitario de Santa Rita. Las familias de cuatro nuevos residentes, que ingresarán la próxima semana, visitaron y conocieron el edificio de la mano de sus responsables. Los familiares se interesaron por conocer las habitaciones, el funcionamiento de los servicios y los rincones de un recinto de atención a la tercera edad de referencia en Balears. "Tenemos un protocolo de ingreso muy bien estructurado porque la entrada a Santa Rita es un paso muy importante para los usuarios que salen de su hogar para entrar en una nueva casa. El contacto con las familias es fundamental", explica Noemí Gomila, consellera insular de Acción Social.

La semana que viene ingresarán estos cuatro nuevos residentes acompañados por sus familias. Se sumarán a los 30 residentes existentes desde la inauguración del recinto, el pasado 26 de enero, y a los cuatro usuarios del centro de día. Los nuevos inquilinos se instalarán en las habitaciones asignadas, con espléndidas vistas a los jardines, con baño y aseo propio, y donde podrán colocar sus enseres personales y pertenencias más queridas. "Hay habitaciones individuales y dobles, en una incluso reside un matrimonio", apunta la máxima responsable de Acción Social del Consell.

Los residentes que se incorporarán pasarán por la valoración del médico de la casa, para dar las órdenes al personal sobre su medicación, cuidados y alimentación. En la actualidad velan por el bienestar de los usuarios 39 profesionales, que trabajan las 24 horas del día por turnos. Pasear por el interior de las instalaciones da fe del grado de atención que reciben los usuarios. "No es un trabajo material, es un trabajo de atención a las personas, en el que el factor humano es muy importante. Los trabajadores son profesionales que ofrecen un trato humano que tiene un valor añadido en este centro, donde la calidad de vida de los residentes es el motor", destaca Gomila.

El centro, que ha entrado en funcionamiento con la Ley de Dependencia ya vigente, tiene regulado el proceso de admisión de los usuarios que se ajusta a esta nueva normativa. Una familia que tenga una persona mayor a su cargo y requiera ayuda debe dirigirse a los servicios sociales de su ayuntamiento y presentar su solicitud. Al recibir la instancia, la Fundació Balear d'Atenció i Suport a la Dependència pone los mecanismos en funcionamiento y envía a la familia un equipo de valoración multidisciplinar que se desplaza al hogar para valorar el caso y el entorno familiar. La normativa contempla tres grados de dependencia, cada uno con tres niveles diferentes de valoración. La Ley de Dependencia entró en vigor en 2007 y tiene previsto desarrollarse hasta 2015. De momento se están cubriendo los casos de grado dos y tres en todos sus niveles. "El que no se cubre es el grado uno por el que se pueden tener otros recursos", afirma la consellera.

Una vez valorado el caso, pasa a la central de reservas que gestiona la fundación y Acción Social del Consell. A la familia se le ofrecen tres posibilidades para elegir: una plaza en residencia, entrar como usuario de centro de día o una prestación económica para que el usuario permanezca en casa con cuidador. "La persona debe elegir. Estamos dando cobertura a toda persona con valoración de dependencia. Si se opta por una plaza en Santa Rita, el Consell lo comunica al Govern y la consellera asigna la plaza de usuario o residente. Entonces empieza el protocolo de ingreso. En 15 días se hace efectivo", comenta. El ingreso en Santa Rita tiene, o no, un coste para el usuario que marca la fundación, en función de la situación económica en cada caso.

"Con el ingreso en Santa Rita empieza una nueva vida para el usuario y su familia", comenta. Se trata de un centro abierto, en que los familiares pueden visitar a los residentes a cualquier hora del día para facilitar el contacto y los vínculos con la familia. Los usuarios disponen de prestaciones como la terapia ocupacional o fisioterapia, entre otros. Sólo quedan por cubrir las plazas de psicólogo, peluquería y podología, y poner en marcha las doce plazas de convalecencia y cuatro de cuidados paliativos, con otro protocolo más delicado.