Torres. Quiso dar a su charla un enfoque más social que técnico

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G.Q. Maó
El ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Miguel Torres Corral, jefe del Área de Calidad de Aguas del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas, fue el conferenciante del viernes en el ciclo sobre recursos hídricos en Menorca organizado por el Ateneo de Maó. Durante los últimos 35 años, Torres ha sido el responsable del programa de actuaciones de desalación de agua de mar, llevado a cabo por los ministerios de Obras Públicas y, actualmente de Medio Ambiente. Es, por tanto, director de las obras de diversas desalinizadoras, cuatro de ellas en Balears, entre las cuales la de Ciutadella, que Torres espera esté en funcionamiento a finales de este verano, hacia los meses de septiembre u octubre.

Miguel Torres quiso dar a su charla de ayer en el Ateneo un enfoque "más social que técnico", para llegar a hacer comprender al público cómo, hasta finales del siglo XX, el hombre no llegó a cumplir su "viejo sueño" de hacer del agua del mar un recurso natural más. "Es una contradicción -aseguró el ponente- que un náufrago se muera de sed cuando está rodeado de agua". Éste ha sido un proceso en el que España ha sido pionera en el mundo y cuya evolución en los sistemas empleados ha coincidido con las distintas crisis del petróleo. Por ejemplo, en 1973 se mejoró el único utilizado hasta entonces, el de evaporación y condensación, que imitaba la acción solar y al cual se destinaron unas máquinas más eficientes. Pero la nueva crisis energética de 1979 hace replantear la cuestión, por el excesivo consumo de combustible y el aumento de los costes que motiva que las industrias del sector no puedan responder ya mejorando el sistema de evaporación. Se utilizan entonces las primeras membranas o filtros de ósmosis inversas, que son mejoradas para poder ser aplicadas al agua del mar, aunque plantean la dificultad de haber de aumentar mucho la presión del agua. Y es a principios de los 80 cuando, tras una investigación importante, aparecen las primeras membranas capaces de resistir esta presión. Con este sistema, se pasa de construir desalinizadoras en Canarias a Balears y de allí se salta a la vertiente mediterránea de la Península. Torres está convencido de que sin este sistema de ósmosis inversa, la desalación no hubiera podido ser nunca una alternativa al trasvase.

Por lo que respecta a la planta de Ciutadella, el ingeniero recuerda que la suspensión de las obras vino impuesta por la modificación del proyecto, ya que el primer pozo que se perforó era impermeable y hubo que realizar nuevas perforaciones submarinas a través de las rocas hasta llegar al agua del mar.