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Laura Bañón Ciutadella
Llorenç Brondo dimitió ayer como alcalde de Ciutadella y como concejal del equipo de gobierno dinamitando así la moción de censura que PSOE y PSM habían pactado, con el apoyo externo de UPCM. El primer edil de Ciutadella registró su renuncia a las nueve de la mañana, después de que la noche anterior la junta directiva del partido de Joan Triay optara por unanimidad por votar a favor de un cambio de gobierno progresista para provocar la salida del Grupo Mixto. El alcalde evita así verse en el blanco de una moción de censura y precipita un nuevo abanico de posibilidades.

La dimisión de Brondo, que materializa un rumor extendido desde el acuerdo PSOE-PSM, abre un nuevo escenario político en la convulsa situación que vive el Ayuntamiento en este mandato. La renuncia del alcalde supone un nuevo giro y hace que la moción de censura ya no sea necesaria. El PSOE y el PSM ofrecieron ayer una rueda de prensa a mediodía, que inicialmente fue convocada para agradecer públicamente la confianza de UPCM para la moción de censura. No obstante la dimisión del alcalde cambia los planes. Las portavoces del PSOE y el PSM, Pilar Carbonero y Maite Salord, se reunieron con el secretario y una técnica de administración general del Ayuntamiento para asesorarse sobre la nueva situación jurídica en el Consistorio. Aunque no haya cabida ya a una moción de censura, el gobierno progresista aún es posible con el voto de Joan Triay.

El relevo de Brondo
Legalmente Llorenç Brondo continúa siendo el alcalde hasta que no lo comunique al pleno municipal. Deberá presentar la renuncia a la Alcaldía y al acta de concejal en una sesión plenaria extraordinaria que debe celebrarse dentro de 10 días hábiles, es decir, el 3 de marzo. Cuando el alcalde dimita ante el pleno, automáticamente asumirá la Alcaldía en funciones la primera teniente de alcalde, Antònia Salord. Al cabo de otros 10 días debe celebrarse la sesión de investidura de un nuevo alcalde. No obstante, previamente deberá resolverse la suplencia de Brondo como concejal. En este caso corresponde a Juana Mari Pons Torres, la candidata número 12 de la lista municipal del PP por la que Llorenç Brondo concurrió a las elecciones. Los servicios jurídicos municipales deberán acudir a la Junta Electoral para obtener las credenciales y poder hacer efectiva la suplencia.

A diferencia de una moción de censura, en la que puede presentarse cualquier concejal como candidato a alcalde, en este caso en que Brondo ha presentado su dimisión, sólo pueden optar a la Alcaldía los cabezas de lista de los cuatro partidos que concurrieron a las elecciones: Antònia Gener (como número dos del PP en las elecciones), Joan Gorrías (PSOE), Maite Salord (PSM) y Joan Triay (UPCM). El alcalde o alcaldesa será el cabeza de lista que reciba 11 de los 21 votos. Si en la segunda votación ninguno de los candidatos obtiene la mayoría suficiente, automáticamente podría acceder Antònia Gener, número uno de la lista más votada en las pasadas elecciones.

Para que Pilar Carbonero pueda ser alcaldesa debe darse la circunstancia de que Joan Gorrías renuncie al acta de concejal, con la entrada de Guillem Bosch, el siguiente en la lista socialista; y obtener los apoyos en la investidura del PSM y UPCM.

Todo es posible
La realidad es que la dimisión de Brondo, justo el día después del anuncio de la moción de censura, precipita un nuevo escenario político que puede deparar aún nuevas sorpresas.

La incógnita está en si los ocho concejales que permanecen en el Grupo Mixto permanecerán en su puesto; renunciarán en bloque al acta de concejales, dando paso a los siguientes de la lista del PP; como también existe la posibilidad de que, uno a uno, de forma escalonada vayan renunciando como ediles, lo que retrasaría la conformación de un nuevo gobierno en Ciutadella. A nivel legal, podría darse esta última suposición para dificultar durante 80 días, a razón de una dimisión cada díez días, la investidura del nuevo alcalde.

Según fuentes consultadas, incluso podría darse el caso de que Pilar Carbonero accediera a la Alcaldía con la formación de un gobierno progresista, y en lo que queda de mandato pudiera presentarse una moción de censura que propiciara un gobierno conservador. De hecho, la realidad ha demostrado que, a nivel político, todo es posible en Ciutadella.