Ingeniero. Manuel Elices en ?Sa Marineta?, concretamente en su despacho, morada de su actividad científica en Menorca dedicada a la investigación de los materiales

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Lucía Pons Maó
Manuel Elices Calafat es ante todo un científico de vocación que ha sabido rodearse de un equipo con el que sigue trabajando a fondo investigando el tema que le ha ocupado a lo largo de muchos años, los materiales. En su extenso currículum aparecen innumerables distinciones que le han rendido a lo largo de su dilatada trayectoria. Es doctor honoris causa por varias universidades y el único miembro de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales nacido en Balears, así como el único ingeniero elegido por la NAE (National Academy of Engineering) de Estados Unidos. Además en breve entrará a formar parte como ingeniero del colectivo de ciento veinte miembros que componen la Real Academia de Doctores.
Manuel Elices Calafat nació en Mahón el 2 de abril de 1938 y durante el año pasado vivió diversos actos de reconocimiento con motivo de su jubilación. Sus compañeros de departamento de la Universidad Politécnica de Madrid, donde realiza principalmente su tarea de investigación, durante el mes de abril le rindieron un cariñoso homenaje al que se sumó luego uno de carácter oficial el 6 de junio en el que durante toda una jornada profesores y catedráticos le ofrecieron sus discursos. Asimismo, diversas publicaciones internacionales se han hecho eco de su contribución como ingeniero.

Su pasión por la ciencia es vocacional y su jubilación formal no ha supuesto, en ningún caso, que bajara la guardia. Elices está al frente de proyectos financiados por la Unión Europea, proyectos costeados por la Comunidad de Madrid y proyectos con Estados Unidos y Iberoamérica. El acero, los plásticos, los hilos de las arañas, los vasos sanguíneos, son algunos de los materiales que tiene sobre la mesa. Su ensayo sobre células le sitúa en la investigación de vanguardia en el campo de la biotecnología.

Como menorquín que ha vivido muchos años fuera ¿cuáles son sus recuerdos de infancia y primera juventud en la isla?
No es una pregunta fácil, quizás convenga puntualizar que a los tres años fuimos a vivir a Alaior y a los diez años, cuando tuve que cursar el Bachillerato, volvimos con mis padres a Mahón. He tenido una infancia feliz y tengo muy buenos recuerdos. En Alaior recuerdo muy bien el colegio de La Salle, cuando se instalaron los Hermanos por primera vez, y como anécdota me acuerdo bien de la inundación de la Basa de Sant Pere y todo el revuelo que se armó, se quedaron unos carros sin poder entrar en el pueblo, tuvo que ir la Guardia Civil a ayudar a sacar las mulas. De Mahón mis recuerdos están muy asociados al Instituto de la Plaza de San Francisco y sobre todo al corretear por el puerto que ahora me duele al verlo tan desfigurado. Otro recuerdo curioso es el de las primeras estelas de los aviones a reacción que vi en el cielo azul, éramos pequeños y nos maravilló.

¿Es consciente de cuándo nace en usted su predilección por el estudio de la ciencia y de los materiales?
Lo digo totalmente en serio, los estupendos profesores que tuve en el Instituto de Mahón influyeron en gran medida en mi vocación científica. Siempre he tenido curiosidad, no sólo me interesa el mundo material sino que me interesa todo. El cerebro humano está adaptado para conocer y la curiosidad es su actividad principal.

Marcha a Madrid con sus padres y se licencia en Caminos, siendo el primero de su promoción, y al año siguiente termina Física. ¿Tenía ya entonces clara la importancia de la relación interdisciplinar?
Las disciplinas las hemos creado nosotros, la realidad no es estanca, y creo que casi todo es interdisciplinar. Llegué a Madrid sin tener claro lo que iba a estudiar, aunque sabía que iba a ser una ingeniería. El primer año aprobé parte del ingreso de Telecomunicación y de Caminos, en el segundo año accedí a Caminos y durante los primeros años de Caminos seguí sin estar muy convencido de la carrera y aprobé el dibujo de Arquitectura. Al final de la carrera de Caminos decidí complementar mis estudios con una carrera más básica e hice Física acabando en el 1964 con la promoción de Javier Solana.

¿Cómo se debe afrontar el hecho de apuntar hacia la especialización cuando es necesaria la relación entre disciplinas?
No hay solución para esto. A medida que conocemos más la frontera crece más aún y nos damos cuenta de lo que no conocemos. En los últimos años la velocidad con la que aumentan los conocimientos es mucho más grande que la capacidad de nuestro cerebro para asimilar tanta información. En mi caso no puedo ni leer todo lo que se publica cada mes de mi especialidad.

¿El trabajo en equipo es entonces la clave para la investigación?
Es fundamental. No me canso de decir que he tenido una suerte inmensa al contar con colaboradores muy valiosos y con la ayuda y comprensión de mi familia.

Usted fue el promotor de la carrera de Ingeniero de Materiales. ¿Cuál es el futuro de los nuevos licenciados?
Hace quince años lanzamos la carrera de Ingeniero de Materiales de segundo ciclo, actualmente esta carrera ya se imparte en catorce universidades. Las promociones que salen de la Universidad Politécnica de Madrid, que todavía son pequeñas, alrededor de veinte por año, encuentran trabajo de forma inmediata, y a lo largo del año hay más peticiones de trabajo que alumnos que salen. Al ser una carrera multidisciplinar permite a los alumnos adaptarse a un mercado que es cambiante y dinámico. El que hoy trabaja en la industria del automóvil mañana puede estar haciendo sensores para electrodomésticos o puede estar trabajando en la industria aeronáutica o en un centro médico. Creo que es una carrera del siglo XXI y que tiene un gran futuro, es versátil y permite adaptarse a las necesidades del mercado.

¿Cómo se está adaptando esta carrera a las necesidades actuales?
La carrera de Ingeniero de Materiales es multidisciplinar, de las que ahora llaman transversales, en ella se estudia mecánica, electrónica, química, biología... El plan de estudios que hemos preparado, de acuerdo con las directrices de Bolonia para la nueva carrera de grado, que entrará en vigor en 2009, tendrá cuatro años de formación básica y después ofreceremos tres tipos de master: un master orientado hacia los materiales estructurales (aceros, metales, plásticos), otro master orientado hacia los materiales funcionales (sensores, dispositivos electrónicos) y un tercero orientado a materiales biológicos (para trasplantes y materiales de seres vivos).

¿Cómo serán los materiales en el futuro?
Es frecuente ver en la prensa científica noticias sobre nuevos materiales exóticos. Estos días hemos conocido la existencia de tejidos que hacen invisibles a los objetos que envuelven (en la zona visible no, pero en la zona de microondas se ha conseguido que los objetos no se vean). Materiales para computadores cuánticos, fibras que son superresistentes... son noticias que provienen de investigaciones desarrolladas con fines militares. Ciertamente tienen un gran interés periodístico pero en general las noticias están distorsionadas o suelen ser erróneas. Pero sin duda se descubrirán nuevos materiales que ahora no podemos concebir. Piense en los microchips, los láseres o los superconductores, hace cincuenta años nadie se los podía imaginar.
Hay otro aspecto, que siempre cuento a mis alumnos, que no debemos olvidar. El objetivo del ingeniero de materiales, si quiere ser competitivo, es diseñar y fabricar materiales que sean mejores y más baratos que los que produce la competencia. No es tarea fácil y en muchos casos es tan complicado como inventar un material exótico.

La naturaleza, como madre de todas las cosas, ¿es también la fuente donde encontrar el porqué de las espectaculares propiedades de las conchas de los moluscos y los hilos de seda de las arañas?
La naturaleza lleva muchos millones de años haciendo I+D y los materiales que nos ha brindado son los que han tenido éxito después de tanto tiempo. No debemos olvidar que no somos moluscos ni arañas, nuestras necesidades son otras. La naturaleza nos muestra como ha resuelto estos problemas y nosotros debemos aprender de sus técnicas, no limitarnos a copiarlas. Por este motivo se han introducido asignaturas de bioquímica y biología en los estudios de Ingeniero de Materiales. Animo desde aquí a los jóvenes curiosos porque queda mucho por aprender en el campo de los materiales biológicos. Si se adentran en este campo vivirán una aventura apasionante.

En breve entrará a formar parte de la Real Academia de Doctores. Sobre su mesa está ya su discurso de ingreso. ¿De qué tratará?
El 18 de febrero, Dios mediante, leeré el discurso de entrada en la Academia de Doctores. Para el discurso he elegido un tema en el que estoy trabajando actualmente y que tiene implicaciones en todas las disciplinas de la Academia. El tema es "Las arañas y sus telas".
Aparte de que las telas son un prodigio de ingeniería, las arañas han llamado la atención en muchos ámbitos. Los economistas también se han interesado por las arañas, los abogados, los escritores, los médicos y hasta los teólogos. Piense en el arte, en el dibujo enorme de la araña de Nazca tiene 1.900 años o en las arañas de 10 metros que ha esculpido Louise Bourgeois, una para el Guggenheim de Bilbao. En derecho las telarañas salen malparadas al insinuar que los más poderosos las destrozan fácilmente mientras que los pequeños se quedan atrapados en ellas. Y también citaré Menorca, por supuesto, en literatura he encontrado que Alfredo Bryce Echenique, que estuvo en Fornells, escribió una novela en la que el personaje tiene que ver con las arañas, él les tenía horror, padecía de aracnofobia. He buscado un tema interdisciplinar y he tocado con el todas las secciones de la Academia.

¿Qué lugar ocupa Menorca en su vida?
Menorca siempre ha sido un referente en mi vida. Creo que nunca he estado cuatro o cinco meses ausente de Menorca. Todos los veranos los he pasado aquí con mi familia, y van 70. He colaborado desinteresadamente siempre que ha surgido la ocasión, con el IME, el Ateneo o el Consell. Creo, como se ha dicho en estos días, que no hay que pensar en lo que Menorca pueda hacer por mí, sino en lo que yo puedo hacer por Menorca.

¿Qué encuentra Manuel Elices en el fondo del mar de Menorca?
La fotografía submarina me apasiona y además de divertirme consigo muchas otras cosas, hago ejercicio, alimento mi curiosidad por la biología, trato de hacer algo creativo y me escapo de la rutina diaria. Volviendo a que lugar ocupa Menorca en mi vida, puedo decirle que la llevo en mi corazón y por eso la he proyectado en todo el mundo.