Colorido. Las once carrozas de la cabalgata presentaban un aspecto mejorado respecto a otros años.

TW
0

Maria Solá Maó
19.05 horas. El "Sir Robert Baden Powell" amarró puntualmente en el muelle comercial del puerto de Maó ante la atenta mirada de cientos de niños que saludaban a los Reyes Magos boquiabiertos e ilusionados. El alcalde, Vicenç Tur y el concejal de Cultura, Bartomeu Febrer, fueron los encargados de dar la bienvenida a Maó a Sus Majestades quienes, aunque cansados tras su largo viaje desde Oriente, estuvieron pendientes de los más pequeños en todo momento. Fue en este momento cuando Tur hizo entrega a Melchor, Gaspar y Baltasar de la llave mágica de la ciudad, que los Magos utilizaron durante la noche para entrar en todas las casas de Maó a entregar los regalos.

La comitiva real, en la que participaron alrededor de 300 personas, inició su animado recorrido subiendo la Costa de Ses Voltes hasta llegar a la Plaça de la Constitució. A su paso, pequeños y mayores recogían caramelos mientras disfrutaban de una cabalgata llena de luz y de color en la que participaron el grupo 7 Ginets, la Banda de Cornetes i Tambors de Dalt Sant Joan, las asociaciones de padres de los colegios Sant Josep y Sa Graduada, las alumnas del Estudi de Dansa Alba, el Grup d'Escoltes Tramontana y el Grup de Cavallers de Maó, entre otros.
Al llegar a la plaza los Magos ofrecieron su tradicional discurso desde el balcón del Ayuntamiento, Sus Majestades recordaron a los más desfavorecidos y, en especial, a los niños palestinos; animaron a los más pequeños a estudiar y a jugar, y alentaron a los padres a pasar más tiempo con sus hijos. Tras dirigirse a los mahoneses. Posteriormente la comitiva continuó su recorrido por las calles más céntricas de la ciudad hasta que, de madrugada y haciendo uso de su magia, se colaron en cada una de las casas para repartir juguetes, regalos y, como no, un poquito de carbón.