La lectura a través de dispositivos digitales continúa avanzando en los servicios de biblioteca.  | Josep Bagur Gomila

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Los tiempos cambian en las bibliotecas, pero la transformación no está siendo tan brusca como algunos vaticinaban. El avance digital sigue a buen ritmo, aunque el papel resiste. Así se refleja en la última memoria publicada por la Xarxa de Biblioteques de Menorca, en la que se afirma que «los servicios digitales son los que más aumentan año tras año». Y ello se debe a la irrupción del sistema nacional de préstamos, específico para cada comunidad autónoma, eBiblio. Una plataforma que este año ha cumplido su décimo aniversario y vivió su gran explosión de popularidad a raíz de la pandemia.

En ese sentido, cabe destacar que el año pasado el número de inscritos en eBiblio aumentó un 29,8 por ciento en la Isla. Una cifra que gana valor cuando se pone sobre la mesa el volumen de usuarios activos, que también crece (26,7 por ciento), «un indicador fundamental para cuantificar el uso real del servicio digital», subrayan en la memoria. En 2023 fueron 637, mientras que 2019 tan solo 250. En lo que se refiere a los nuevos usuarios, el aumento también es de un 25 por ciento.

La tendencia en los usuarios presenciales de las bibliotecas de la Isla es bien distinto. Los últimos datos disponibles, con 42.192 personas, se pueden entender como estables (bajan un 0,07 por ciento respecto a 2022), pero si nos remontamos a 2020 la pérdida es notable, ya que entonces el conjunto de bibliotecas sumaba 48.003 usuarios. La buena noticia es que en lo que se refiere a los usuarios activos (préstamos y servicios electrónicos) ha experimentado un crecimiento del 1,7 por ciento.

Desde el servicio coordinador de la Xarxa, su responsable, Joana Garau, sostiene que «la lectura digital aumenta, pero todavía hay mucho lector tradicional en papel».A su juicio, se detecta un sistema «híbrido» en el que una buena parte de los lectores combinan todavía ambos formatos: «Lo digital se está imponiendo en nuestras vidas, pero el papel sigue muy vivo», insiste.

No obstante, hay capítulos que no acaban de remontar. El préstamo ordinario, como sucede a nivel nacional, no recupera los niveles de antes de la pandemia.Si en 2019 los usuarios se llevaron 138.856 documentos, en 2023 se quedaron todavía en 123.797. Por contra, el préstamo digital ha sufrido un incremento sustancial desde entonces, pasando de los 3.660 títulos a los 11.787 del año pasado, el récord histórico, por encima de los 9.702 de un año tan atípico como fue 2020.

El apunte

Un modelo de servicio que está transformando su funcionamiento

Reconoce Joana Garau que las bibliotecas, con el paso del tiempo, están transformando sus funciones. «Ahora no es tanto ese sitio en el que hay que estar en silencio y te llevas un préstamos físico, que también, sino un espacio que se está convirtiendo en un lugar de cocreación, de convivencia y comunidad para hacer cosas en conjunto».En ese sentido, en el dato global de la Xarxa, el año pasado se realizaron 1.767 actividades en las que participaron 14.005 personas, lo que    supone crecimientos del 20 y el 4,4 por ciento, respectivamente. Sobre los puntos débiles y retos de futuro, Garau reconoce que en Menorca «se necesita mucha más inversión de la que se hace en lectura pública y, sobre todo, en personal». En la memoria se hace un llamamiento para «aumentar los esfuerzos de todos los agentes del libro y la lectura, especialmente de las bibliotecas por su carácter universal y gratuito».