Enrique Mestre Jaime, entre dos de las obras que forman parte de la muestra que exhibe en la Galería Retxa. | Josep Bagur Gomila

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Casi todos los caminos artísticos conducen a Enrique Mestre Jaime (Barcelona, 1968) al mar. «El agua, ya sea dulce o salada, es un tema recurrente en mi obra», reconoce el pintor, muy ligado desde la década de los 90 a la Isla, donde tiene su estudio hace siete años. «Después de tanto tiempo viviendo aquí el mar y la isla te influyen», apunta al hilo de la inauguración de «Mar es» este viernes en la galería Retxa de Ciutadella. Estamos hablando de una muestra que completa una trilogía menorquina, y de temática muy marina, que comenzó en 1997 con «Balearis minor» y continúo el año pasado con «Blaus de posidonia», ambas en el Espai d'Art Sant Josep.

«Mar es» es su particular «homenaje a la Isla», un título que implica una afirmación pero que también juega con el plural. Y es que el de Menorca le sirve como excusa para profundizar en el resto de mares del Mediterráneo. Pero qué atrae tanto al pintor del lugar en el que habita: «Su mar, sus mares, su historia, su prehistoria, lo talayótico me parece fascinante», asegura.

El mapa de Menorca con los cabos amarrados a un noray. | Josep Bagur

Se siente atraído por el paisaje y el grado de conservación que tiene: «Dado como está el Mediterráneo actualmente, en general, Menorca es un gran milagro y un gran tesoro». Un mar que es «origen, como cuna de civilizaciones, y también destino, un mar visitado y, entre comillas, vendido como un destino turístico muy fuerte». Y ahí es donde entra en juego el mensaje que esconden sus cuadros, que hablan, entre otras cosas, de la necesidad de proteger el mar.

Un aspecto ese en el que ya ahondó en «Blaus de posidonia» defendiendo el pulmón que esas praderas suponen. Ahora da un paso más reivindicando la preservación de la Isla con la representación de un mapa amarrado a un noray. El pintor entiende el territorio en el que habita «como un barco que navega, una isla con historia que va recorriendo el mundo» y que ahora lleva «mucha velocidad... Menorca está en venta», resume. Eso conduce al artista a plantearse si lleva un buen rumbo o si en cambio está a la deriva.

Una colección la de «Mar es» poblada de peces, medusas, coordenadas geográficas y en la que se intuye hasta el viento. Y entre todos esos elementos que habitan su universo creativo se levanta uno por el que el artista siente una especial predilección, el faro. «Tienen mucha presencia en mi obra, es un elemento arquitectónico que me atrae muchísimo; el tema de la verticalidad, de conectar el cielo con la tierra y con el mar».

Los «potentes colores» de la paleta de Mestre Jaime siguen siendo uno de los elementos que mejor definen su producción artística, que bebe de un estilo que navega «entre la figuración y la abstracción» para reinterpretar los referentes de realidad que le rodean.

Una forma de abordar sus obras que ha ido evolucionando desde que saliera de la Facultad de Bellas Artes Sant Jordi de la Universidad de Barcelona, pero en el que se mantiene un sello muy personal: «En mi trabajo pictórico las transparencias siempre han sido muy importantes; la atracción por el agua me ha hecho trabajar mucho las veladuras, me fascina el tema de la superposición de capas». Ahora, en su presente artístico, se adivinan nuevos caminos en los que «la textura cada vez está tomando más importancia» con la incorporación del collage.

«Mar es». En la Galería Retxa, hasta el 27 de julio.