La nueva directora del Museu de Menorca cumple mañana una semana al frente del espacio cultural | Josep Bagur Gomila

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El pasado lunes, Carolina Desel González (Girona, 1972) tomó posesión como nueva directora del Museu de Menorca, lo que supone el inicio de una nueva etapa del espacio cultural, que afronta el reto de modernizarse y llegar a un abanico de público más amplio. Licenciada en Historia del Arte, con un máster en museología y estudios de postgrado en gestión cultural, Desel nos habla de su proyecto.

¿Cómo ha sido su primera semana al frente del museo?

- Estoy familiarizándome con el personal y las instalaciones, pero el espacio expositivo ya lo conocía bastante. Me estoy poniendo al día con el funcionamiento interno del museo y revisando las obras que acaban de terminar.

Dice que ya conocía el museo...

- Veraneo en Menorca desde los 13 años, y creo recordar que la primera vez que visité el museo fue hace ocho años. Vivo en la Isla desde el pasado mes de abril por cuestiones familiares, y en cuanto me enteré que la dirección del museo se jubilaba, solicité la plaza. Desde entonces he estado yendo y viniendo a la Isla por trabajo, ya que era la directora del Musèu dera Val d'Aran.

¿Qué impresión le ha causado ahora el museo?

- Mi impresión, como visitante, es que es un poco estático. Creo que es un museo que se ha dedicado principalmente a cuestiones de arqueología, un campo en el que han realizado un trabajo magnífico, como lo demuestran las publicaciones que se han hecho, pero le falta abrirse básicamente a toda la sociedad menorquina y trabajar toda la amplia colección que tiene, que es inmensa y muy importante.

Cuando se anunció la semana pasada su toma de posesión, hablaban de un proyecto 'modernizado'. ¿Cuáles son las claves?

- Desde la gestión, hay que trabajar con todos los elementos de merchandising que tiene el museo y los aspectos de visualización y comunicación; hay que estudiar la identidad nominal que tenemos... En definitiva, modernizar algunas cuestiones que se habían dejado un poco aparcadas. Pero, sobre todo, la estrategia de creación de una página web y la incorporación a las redes sociales. En breve tendremos en marcha el perfil de Facebook.

¿No estaba el museo en esa red social?

- Ni en Twitter. Creo que obedecía a la política que había, que se dedicaban más a temas de investigación. Hay que tener más presencia en ese campo, y la página web tiene que ser reformada totalmente. Cuando vas a visitar algún sitio, lo primero que sueles hacer es mirar por internet para ver qué es lo que hay en ese destino. Es la forma más fácil y más barata que tenemos de acercarnos tanto a los menorquines como a los que nos visitan de fuera.

Su antecesor, Lluís Plantalamor, decía que con más medios podrían haber hecho muchas cosas. ¿Todo depende del presupuesto o hay cuestiones que se puede sacar adelante con otros recursos?

- Evidentemente, el museo tiene un presupuesto, pero desde la dirección hay que decidir a qué se dedica. El proyecto que yo presenté en el Consell fue muy diferente. Creo que tememos que ir hacia un museo de inclusión social, para darnos a conocer a todo el público menorquín y diversificar las actividades para cambiar el tipo de público que tenemos.

Otro de las líneas que avanzaban en su presentación en el cargo es la de ser más didácticos...

- Lo que pretendemos es organizar actividades destinadas al público que queremos que nos visite. El público lo tienes que ir a buscar tú. Hay que ofertar diferentes tipos de visitas guiadas, actividades, conferencias, talleres... Mi proyecto es dar al museo un giro totalmente y abrirlo a la sociedad menorquina.

¿Y cuál es el público objetivo del Museu de Menorca?

- Todos los menorquines. A mí lo que me gustaría es que el menorquín sintiese suyo el museo. Hay muchas asociaciones culturales en la Isla, y la intención es contactar con ellas, palpar lo que necesitan y pensar qué podemos ofrecer desde el museo. Se dice que estimem lo que coneixem, y el objetivo es ése, darlo a conocer y dividir al público en segmentos para ofrecer a cada uno lo que necesita.

Eso en lo que se refiere a los menorquines, pero ¿en qué plano queda el visitante foráneo?

- Pues en sentido, ya resulta un handicap que el edificio esté un poco apartado del recorrido más comercial del turista de Maó, pero tenemos que llegar a él. Mi intención es hablar con los responsables de turismo para ver cómo vamos encajando esto. Hay que hacer que la información llegue al turista. El turismo inglés viene siempre con un diseño de programa muy hecho, y hay que llegar a los turoperadores para que lo puedan ofertar a sus clientes y conozcan su existencia. También tenemos que ir a las oficinas de turismo para ver qué tipo de explicaciones se ofrecen del museo.

¿Cree que el potencial cultural se conoce fuera de la Isla?

- Creo que el Consell está haciendo un trabajo muy importante con la candidatura talayaótica para la UNESCO. A lo mejor lo que sí habría que hacer es estrechar un poco más las relaciones en ese sentido; es decir, el museo tiene casi todos los objetos que se han encontrado en los poblados talayóticos, y podríamos trabajar de una forma más conjunta para tener un feedback de público. Actualmente tenemos un numero considerable de turistas, pero tenemos que trabajarlo más.

De qué volumen hablamos...

- En 2014, por ejemplo, el turismo de Gran Bretaña era un 21 por ciento de los visitantes del museo. Se tiene que potenciar más, pero personalmente me preocupa más que el menorquín solo represente un 13 por ciento.

Los visitantes son importantes para mantener vivo un museo, pero no lo es menos un sistema de aire acondicionado...

- Acabamos de terminar las obras de acondicionamiento, y en principio, si todo va sobre lo previsto, esa actuación comenzará a ejecutarse el próximo octubre.