El libro ganador del 'Contarella' ha sido ilustrado por alumnos de la Escola Municipal d'Art. | Josep Bagur Gomila

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Hace un año que el escritor Jordi Ortiz recibió la noticia de que había ganado el Premi Contarella de Literatura Infantil, que organiza el Ayuntamiento de Ciutadella y que ya cuenta con 13 ediciones a sus espaldas. Pero no fue hasta la semana pasada que el autor recibió en su casa de Barcelona el ejemplar del título premiado, «Bublub, el peix que no sabia nadar», un trabajo con el que se siente muy satisfecho. Y es que a la historia por el contada le faltaba un elemento fundamental en la literatura infantil, las ilustraciones, un trabajo para el que en esta ocasión ha contado con la colaboración de los alumnos de dibujo de la Escola Municipal d'Art. «La gente suele poner toda la atención en el autor, pero la labor del ilustrador es muy importante», explica Ortiz, quien reconoce que los artistas han sabido en este caso captar muy bien la esencia de la historia a la que él dio vida.

El título se presentó ayer en la casa de Cultura de Ciutadella durante la celebración del Día del Libro, un acto que contó con una nutrida representación de público infantil pero al que no pudo asistir por motivos profesionales el autor. Según informan desde el área de Cultura, están a punto de hacerse públicas las bases de la nueva convocatoria, que se fallará en 2015, ya que desde hace cuatro años el galardón ha pasado a ser bianual.

Ortiz es un escritor que trabaja tanto para el público infantil, juvenil como adulto. Le gusta cambiar de registro para cada lector, pero no duda en afirmar que el más exigente es sin duda el infantil.

Reivindicación
Respecto a lo que ha supuesto para su carrera hacerse con el galardón, el autor confiesa que en el mundo de la literatura actual «sin premios no eres nadie; en realidad hoy día no vales nada si no sales en la televisión», reflexiona. Por eso señala que premios como el Contarella sirven para reivindicar su trabajo en unos tiempos difíciles para el mundo editorial.

Sobre si hay crisis en el sector o si se lee ahora más que antes entre los más jóvenes, Ortiz reconoce que le llegan sensaciones diferentes. Por una parte afirma que le consta que desde las escuelas «se está haciendo un trabajo muy importante para fomentar la lectura», pero por otro lado considera que «el problema es que eso se siga fomentando fuera de ella».

Como todo libro, «Bublub, el peix que no sabia nedar» tiene su mensaje, aunque éste muchas veces, reconoce Ortiz, no es buscado. En el caso de su relato premiado  todo gira en torno a la amista: «es la historia sobre un personaje desahuciado al que sus amigos ayudan para que encuentre su identidad», concluye el escritor.