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El hombre que forjó en secreto la historia del mundo

El abuelo que saltó por la ventana y se largó
autor: Jonas Jonasson
traducción: Sofía Pascual Pape
género: Novela
editorial: Salamandra
edición: Barcelona, 2012
páginas: 413
precio: 19 euros

En estos tiempos en que bastantes voces insisten en que la historia se mueve a golpe de oscuras conspiraciones, viene muy bien divertirse con la lectura de "El abuelo que saltó por la ventana y se largó", cuyo principal personaje, el centenario Allan Karlsson, ha sido protagonista de grandes acontecimientos mundiales y ha conocido a líderes como Franco, Truman, Mao, Stalin y De Gaulle, a fuerza de tremendas carambolas. Quizás sea cierto que las conjuras juegan un papel en el devenir histórico pero también a buen seguro el azar explica muchas cosas, además de que, por supuesto, también la recta voluntad de los políticos y las organizaciones sociales forma parte de la marcha del mundo. En cualquier caso la novela del sueco Jonas Jonasson (Växjö, 1962) es buena no solo por su visión irreverente de la historia sino porque hará pasar un buen rato a sus lectores.

Todo comienza el día del cumpleaños número cien de Allan Karlsson. Una hora antes de la fiesta, en la que el mismo alcalde y la prensa local tenían que hacer acto de presencia, al viejo le vino la idea de largarse de la residencia de ancianos de Malmköping en la que estaba alojado. Sin pensárselo dos veces abrió la ventana de la habitación, en el primer piso y bajó por el emparrado hasta el arriate del jardín. Desde allí, en zapatillas, fue hasta la estación de autobuses. Mientras esperaba la llegada del primer autobús para largarse de la ciudad, un joven esmirriado de pelo rubio con una cazadora vaquera en cuya espalda pone "Never Again" le pidió que le guardara un momento un maletón gris con ruedas.

El autobús que esperaba Allan llegó y el joven tardaba en hacerlo. Movido por sus impulsos, el centenario decidió subir al autobús con la maleta. Su destino es la primera parada a la que se podía llegar por el precio de cincuenta coronas. En Byringe sólo había una estación de tren abandonada en la que vivía un viejo pillastre de poca monta. Durante años Julius Jonsson no había tenido a nadie con quien conversar, por lo que la presencia del anciano de la maleta fue más que bienvenida. Primero una copita para la rodilla, luego otra para la otra rodilla, seguidas de un par más para la espalda y las cervicales, y una más para abrir el apetito.

Mientras los dos vejestorios tomaban copas alegremente, el comisario Goran Aronsson, la prensa, el joven de la maleta y su jefe persiguen a Allan. Los más interesados en encontrarlos son los dos últimos puesto que en el interior del equipaje sustraído se apilaban millones de coronas de dudosa procedencia. Cuando los recién amigos descubren el botín, deciden fugarse en una aventura que pone todo el país patas arriba.

Los capítulos que cuentan la accidentada huida de Allan, Julius y la maleta se alternan con los que detallan las singulares experiencias del centenario que no sólo tuvo encuentros con los personajes antes citados sino que hizo amistad con la viuda de Mao, fue agente de la CIA y ayudó a Oppenheimer a crear la bomba atómica. Expuesto de modo sucinto parece una locura pero basta leer "El abuelo que saltó por la ventana y se largó" para creer todo lo que nos cuentan de Allan y más.

Miedos innecesarios

Hablar bien en público
autor: Harold Zúñiga
género: Ensayo
editorial: Temas de Hoy
edición: Madrid, 2012
páginas: 222
precio: 20,50 euros

JOAN CANTAVELLA Madrid
Pocas personas disfrutan realmente cuando tienen que hablar ante los demás, porque lo perciben como una exposición a las miradas críticas y, sobre todo, a los juicios severos que se desprenden de esas miradas. Con el tiempo uno descubre que no solamente les ocurre a los que realizan esta función de forma circunstancial, sino también a muchos de los que apechugamos con ello casi diariamente. Compañeros que no dan la impresión de angustiarse en exceso confiesan en privado que los miedos van por dentro y los sudores empapan su ropa. Siempre es un consuelo pensar que no se trata de un defecto o una carencia personal, sino que son muchos a los que afecta esta ansiedad, en mayor o menor grado.

Los que no podemos escabullirnos, con la excusa de que no nos gusta hablar o que no hemos venido preparados, tenemos que buscar la manera de hacer frente a esos sinsabores. Cada uno tiene sus trucos, que nos permiten salir del paso. Autoconvencerse de que las personas que están en frente no son enemigos feroces, sino amables oyentes que tienen tanto interés como usted en que todo salga bien; prepararse a fondo sobre la materia que tiene que desarrollar y pensar que muchas otras veces ya se enfrentó a estos problemas y los superó sin mayores dificultades, ayuda mucho a que los discursos, clases y reuniones se desenvuelvan sin excesivas dificultades.

Harold Zúñiga desarrolla estos y otros puntos en su libro "Hablar bien en público de una vez por todas", que constituye un compendio de experiencias y reflexiones, tendentes a ofrecer seguridad a quienes no las tienen todas consigo. Hay razonamientos para hacer ver cuáles son los problemas que generalmente se presentan y ejercicios que se pueden realizar con el fin de adquirir soltura y seguridad en uno mismo. Afirma, por ejemplo, que es necesario prestar atención a los contenidos, que suele ser lo que más nos preocupa, pero que el manejo de la voz y el lenguaje no verbal tienen una importancia superior en la comunicación. Aprender estas y otras cuestiones nos pueden ayudar mucho.

Familia acogedora

Tres luces
autora: Claire Keegan
género: Novela
editorial: Eterna Cadencia
edición: Buenos Aires, 2011
páginas: 89
precio: 18 euros

Una niña de una familia numerosa de un pueblo de Irlanda es la protagonista de esta bella narración, entre el relato y la novela breve, de la irlandesa Claire Keegan (Wicklow, 1968). La pequeña nos cuenta con ojos inocentes una historia que comienza cuando sus padres la envían a la granja de unos parientes a vivir una temporada. Su madre tiene que dar a luz a otro hermano y de ahí su viaje a la casa de los Kinsella.

Cuando llega a su destino, nuestra narradora se encuentra en un mundo mucho más confortable y seductor que el que había conocido hasta entonces. La visten con mejor ropa, tiene agua caliente para el baño y hasta dispone de nevera o freezer, como escriben en esta traducción llena de argentinismos la editorial es argentina), que, sin embargo, no impiden la comprensión de la historia. Aunque quizás lo más importante de todo es que los Kinsella la tratan a ella con mucho cariño, como si fuera una hija única o un una más del montón como sucede en su pobre casa.

Además el nuevo hogar tiene otra novedad para la protagonista: en aquella casa, aseguran, no hay secretos y como dice la señora Kinsella "donde hay secretos, hay vergüenza, y la vergüenza es algo de lo que podemos prescindir."

La autora logra hacernos vivir la cotidianeidad de los trabajos de la granja, las interioridades y sentimientos confusos de la niña y nos muestra que quizás, como todo el mundo, los Kinsella guardan algún cadáver en el armario.

Cadáver misterioso

La estrella de Strindberg
autor: Jan Wallentin
traducción: Sofía Pascual Pape
género: Novela
editorial: Salamandra
páginas: 405
precio: 19,50 euros

En una remota región de Suecia, Erik Hall, un submarinista aficionado, descubre un cadáver en el fondo de una vieja mina inundada. Junto al cuerpo, que podría llevar allí muchos años, se hallan inscripciones de un antiguo poema islandés.