No hay duda de que si existe algo de pasión en mí por la música flamenca, se lo debo a mi padre por haberme dado esa exquisita mezcla de sangres que proviene del sur de nuestra querida patria. En todo caso, y aunque él abandono su tierra desde edad temprana, siempre mostró ese amor incondicional por artistas como Antonio Molina, El niño ruiseñor o Antonio Machín; de ahí que la mezcla entre lo hispano y lo puramente cubano me resulte completamente familiar. Nosotros éramos muy jóvenes y no le hacíamos demasiado caso. Un comportamiento totalmente normal cuando se trata de música exquisita que no has aprendido a apreciar.
Pasaban los años y uno escuchaba algunos discos de Paco de Lucía o de Camarón de la Isla. Flamenco casi puro, por no decir esencialmente Flamenco. En los 80s, artistas como Antonio Flores, Pata Negra o Raimundo Amador nos ofrecían ese tipo de fusión que convertía la música flamenca en algo más cercano. Más digerible. En todo caso, dichos artistas no significaron demasiado para mí, observándolos siempre en la distancia.
Y pasaron más años. Estábamos ya en 2003. Por aquel entonces yo vivía en Holbox (MX). Una gran amiga cubana, Sandra (exesposa del gran Pablo Milanés), me invitó a cenar en su exquisito hotel y como música de fondo sonaba el disco que hoy nos acompaña: "Lágrimas Negras".
Bebo Valdés & Diego el Cigala
Título: Lágrimas Negras
Año: 2003
Sello: RCA Victor
Producción: Fernando Trueba
Se me congeló el alma. Se agudizaron mis sentidos. La luna brillaba en el exterior y mi corazón explotaba de emoción. Pocos discos han provocado en mi un sentimiento que cada vez que suena me desmonta en mil pedazos. En él brotan destellos y recuerdos y un montón de imágenes que no se pueden describir.
El experimentado Bebo Valdés (Habana, 1918), músico que comenzó en los años 40 como arreglista en el famoso Tropicana Club y acompañando a músicos de la talla de Benny More y Pio Leyva, se hizo acompañar de nuestro Diego el Cigala (Madrid, 1968), cantaor, no demasiado conocido a nivel popular hasta que grabó "Lágrimas Negras". La cuestión es que la magia fue tal, que los nueve temas seleccionados para esta obra alcanzaron la categoría de obras maestras del arte popular, recibiendo infinidad de premios durante sus primeros años de promoción. La mezcla de jazz, el son cubano, el flamenco y los viejos sonidos guajiros es sencillamente magistral.
Este tipo de discos se convierten en vigentes desde el primer momento que ven la luz, pues su atemporalidad los sitúa por encima de cualquier obra musical. En este caso, los arreglos, la producción, la excelente selección de los temas y sobre todo la química surgida entre los dos artistas, Diego y Bebo, es tal, que lo mejor es lanzarse de lleno al disco en cuestión.
El disco inicia con el bolero "Inolvidable", desgarrando aquellos corazones que alguna vez hayan sentido el amor, invocando el sentir de la frustración y de los amores platónicos. El segundo tema es otro tremendo bolero, "Veinte Años", escrito en su día por María Teresa Vera, lleno de nostalgia por el amor pasado, por el sentimiento original que nunca vuelve a repetirse. "Lágrimas Negras" (la canción) tiene como invitados especiales a Paquito D'Rivera con su saxo y a Tata Guinés, Changuito y Pancho Terry, en las percusiones. Como no, el piano de Bebo envuelve el tema, arropándolo con encanto y estilo.
"Niebla del riachuelo" nos trae recuerdos de Argentina con el violín del uruguayo Federico Britos. El amor revolotea de nuevo y es que las lágrimas negras no son ni mucho menos gratuitas. "Corazón loco", tema popularizado en su día por el increíble Antonio Machín, versa sobre ese hombre que ama a dos mujeres y la lucha interna que dicho hecho supone, pues no puede renunciar a ninguna de las dos. "Se me olvidó que te olvidé" nos ofrece pinceladas jazzísticas dignas de los grandes maestros. Elegancia y poesía.
"Vete de mí", del cubano Bola de Nieve, es un lamento, una oda al desamor, con el piano de Bebo abrazando la tristeza del momento y el canto de Diego el Cigala, consolando al alma humana con su llanto melódico.
Los nueve minutos de "La Bien Pagá", copla latinoamericana, nos ofrece una de las mejores interpretaciones del Cigala en todo el disco (como si fuera posible poner un tema por encima de otro). En los coros contamos con Milton Cardona, Puntilla y Pedrito Ramírez.
El tema "Eu sei que vou te amar", de Vinicius de Moraes y Antonio Carlos Jobim, con Caetano Veloso recitando una de sus primeras canciones, "Coraçao Vagabundo", es el perfecto broche para un disco que te deja con ganas de más, después de todas esas lágrimas derramadas.
Vuelvo a escuchar el disco y me doy cuenta de que el sentimiento no es el mismo. Cuando le regalé este cd a mi padre hace ya años, pude compartir con él la emoción del entendimiento a través de la música. Sobraban las palabras. Sólo importaba la música y ésta en cuestión, nos unía para siempre. Más tarde fue la bachata dominicana.
Pa, ahora que estás lejos, muy lejos, vuelve a hacer sonar "Lágrimas Negras" y será como estar juntos de nuevo.
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