H eredero directo de Neil Young y Bob Dylan, Joshua Tillman es un ángel caído del cielo para bendecir nuestras almas de perdedores. Originario de la tierra de Jimi Hendrix y Heart, Seattle, el artista es definitivamente desconocido a este lado del charco. No por ello deja de merecerse una infinita reverencia por haber grabado hace un lustro este maravilloso Minor Works.
Con apenas 25 años, la profundidad de su música es como la de ese poeta que susurra en los oídos de las damiselas y las derrite como terrones de azúcar que se convierten en dulce líquido. La magia que desprenden cada una de las nueve piezas que componen una obra como pocas, alcanza la misma que nos han brindado artistas como Antony and the Johnsons o Bon Iver. No es rock, no es folk, no es pop, no es nada que pudiéramos haber escuchado antes. Si mi estimado Elliot Smith estuviera vivo, seguramente hubiera colaborado con Tillman.
Minor works es un disco para ese momento trágico en el que nos tememos a nosotros mismos. Por eso la armónica en la inicial Darling Night es poco más que restauradora, con ese sutil toque de sonido country insertado entre la perfecta voz de Tillman. La preciosa Jesse's not a sleeper nos cuenta la historia de la humanidad: esa necesidad que tenemos todos de tener a alguien al lado. Y el sentimiento continua con la dulce Crooked Roof, otro reflejo de ese amor que se evapora y a veces no podemos ni explicar.
With Wolves continua con ese amor, el que cae en manos equivocadas y duele. A veces te marca para siempre, como arañazos de lobo, como si por un momento nos arrancaran un pedazo de nosotros y no hubiera vuelta atrás. Porque realmente nunca la hay.
En Minor Works, tema que da título al disco, encontramos una canción desnuda, unos cuantos acordes de guitarra y más susurros de amor, de lamento o quizá de consuelo por el hecho de estar vivo y entender que todo ha sucedido porque de hecho tenía que ser así y no podía ser de otra manera.
For an hour with you reclama por el tiempo que no compartes, que cruza por delante de tu vida y no es para nadie, ni siquiera para ti mismo. No vale la pena todo ese esfuerzo, todo ese trabajo, simplemente por una hora a tu lado.
Los temas de Tillman pudieran parecer tristes, su temática evidente, nada más lejos de la realidad, pues todos amamos en silencio, quizá por ello se agradece la sinceridad en las letras de Minor Works. La sensación es positiva, pues la cura existe y está incrustada en estas melodías.
El disco continua con joyas como Restlessness y Now you're among strangers, donde ese golpe de realidad nos noquea, pues en el fondo todos nos preguntamos más de una vez quién es la persona que está a nuestro lado. Muchas veces, un extraño.
Invito a la escucha de esta obra de arte. Pocos discos han hecho temblar mi entereza durante los últimos años y este es uno de ellos. A mi madre le gustará.
El rincón de los discos imprescindibles
Un alma desnuda
20/03/11 0:00
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