Bolas luminosas, el residuo mutado en arte

Los veranos de Hombre López en Morata de Tajuña le han servido este año de inspiración. El proceso parte de la recuperación de una serie de farolas que deben ser retiradas de la localidad madrileña por incumplir la normativa en contaminación lumínica. "Solicité las bolas al ayuntamiento como material sobrante que iba directamente al vertedero", explica. Es en su taller de Menorca donde ambos han elaborado cada una de las obras. Una serie de piezas dibujadas con cinta de carrocero, técnica que Hombre López trabaja desde hace unos años y que llevó a exposición en la galería Vidrart de Ciutadella junto al artista brasileño Dedé, bajo el título de "Carroceromen".

En esta ocasión Hombre López dibuja con cinta cada superficie, le da forma con el cúter y lo acaba con spray, al estilo stencil. La composición cromática se torna aun más impactante cuando la luminosidad surge efecto gracias a las velas emplazadas en el interior de la obra. "Mi hijo ha hecho las bolas geométricas y yo las caras", comenta. Juega con las simetrías y con las curvas de los globos. El resultado visual es increíble.

El Buraco Negro, lugar donde exponen, es un nuevo espacio (de El Keller) enmarcado en la antigua Tabacalera y dedicado, íntegramente, a mostrar el trabajo de autores urbanos. Éste es, ya desde su apertura, un centro de referencia para la nueva cultura con lo último en cine, teatro, artes plásticas, literatura, música e instalaciones. "La propuesta vendrá luego a Menorca, seguramente a La Caraba, en Sant Lluís", acaba López. Motivos no le faltan, pues es reconocido su impulso al arte urbano en la Isla con proyectos como Mur-Murs que contó con maestros como Frágil o Ilia Maye de BToy, entre otros, y al que contribuye con cada unos de sus proyectos.