El sector de la construcción, que tradicionalmente había sido siempre muy estático y poco innovador comparado con otros sectores, está experimentando en los últimos años una gran transformación gracias a la innovación en todas las fases del proceso constructivo.

En la fase de diseño y análisis previo de cada proyecto, tecnologías como los gemelos digitales permiten conocer de manera muy precisa cómo se comportará, por ejemplo, una futura planta solar fotovoltaica frente a las variables climatológicas y cómo se puede incorporar un almacenamiento energético en baterías para adaptarse a la demanda eléctrica de la red. Otra tecnología innovadora como el BIM («Building Information Modelling») permite el modelado completo de las instalaciones de un edificio para asegurarse que se adapte perfectamente a la arquitectura y estructura del propio edificio.
Durante la fase propia de la construcción, tecnologías como la prefabricación de componentes, como pueden ser las fachadas de un edificio o sus baños, pueden reemplazar trabajadores en las obras por personal de mayor cualificación supervisando la producción en fábricas robotizadas, minimizar los riesgos de accidentes, garantizar la calidad de ejecución y reducir considerablemente los plazos.
También en fase de construcción, el empleo de software especializado para la gestión de proyectos permite integrar la planificación de las obras con las compras, el control de plazos, la gestión de costes y el control financiero de las obras. Si a dicho software se le añade tecnología de Inteligencia Artificial, que se puede considerar como la mayor revolución tecnológica actual, se pueden conseguir grandes avances en la recopilación e interpretación de la gran cantidad de datos que se generan en el proceso para la toma inmediata de decisiones que optimicen el proceso constructivo en costes, calidad y plazos.
Por último, y no menos importante, se deben considerar las tecnologías más innovadoras en el ámbito de la sostenibilidad y de la economía circular. Dichas tecnologías pueden implementarse durante la fase de construcción, promoviendo por ejemplo el empleo de equipos y vehículos eléctricos frente a equipos diesel que emiten más CO2, reduciendo la generación de residuos mediante prefabricación, y fomentando el reciclaje y la reutilización de residuos.

En la planificación y diseño de los proyectos es cuando estas tecnologías innovadoras en sostenibilidad tienen un mayor impacto medioambiental. Proyectos que incorporen la generación energética desde fuentes de energía renovables (solar, eólica, geotérmica, etc.), la eficiencia de las instalaciones en el uso de recursos como el agua o la energía, el empleo de materiales más sostenibles y la circularidad para fomento de la reutilización de los residuos y el consumo de productos km.0, son realmente determinantes para que la construcción de proyectos pueda tener un efecto realmente positivo en el medioambiente en lugar del efecto negativo que tradicionalmente ha tenido.

Desde Estel, como parte de nuestro compromiso con nuestros clientes, con el planeta y con nosotros mismos, estamos incorporando en la actualidad esas tecnologías innovadoras en sostenibilidad fomentando, por ejemplo, plantas de trigeneración energética que permiten generar de manera muy eficiente la electricidad, agua caliente y agua helada para climatización. Con estas plantas nuestros clientes, principalmente grandes complejos hoteleros en la zona del Caribe, permiten ser autosuficientes en sus suministros energéticos, reducir su huella de carbono y, además, en estos casos, reducir sus costes.

En el ámbito de la circularidad, Estel está participando en el desarrollo de varios proyectos emblemáticos de reutilización, por ejemplo, de residuos como la salmuera de desalación, de residuos orgánicos para la generación de biogás y de residuos químicos para captación de CO2.

Con todo ello podemos concluir que las innovaciones tecnológicas están transformando la construcción que había sido tradicionalmente «artesanal» y dañina para el medioambiente para convertirla en una construcción «industrial» y beneficiosa para el medioambiente. Por tanto, es imprescindible que las empresas como la nuestra sepamos ver dicha transformación como una oportunidad para convertir el sector, ganando todos en competitividad y en sostenibilidad.l