Año 2023, aunque diferentes pero siguen los problemas. Aún no recuperados de la pandemia del Covid con el añadido de la guerra del Ucrania y sus derivaciones económicas tanto energéticas como de consumo de bienes, este año hemos añadido el conflicto de Gaza/Israel con todas las derivadas sobre todo en lo que en el tema de transporte ya habíamos recuperado y que ahora ha vuelto a complicarse tanto en tema de plazo como de costes.

En el aspecto comercial no ha sido un año de recuperación, más bien de descenso del consumo general en todos los sectores. En cuanto a unidades vendidas ha habido bajadas de entre el 5% y el 15% en parte motivado por las subidas de costes y la consecuente subida de precios ya que en términos económicos la facturación se ha mantenido estable sin que ello haya representado –para nada- un mayor margen para la empresas.

El empresario de calzado menorquín este año -2023- ha hecho un mayor esfuerzo en estar presente en todos los mercados capaces de adquirir nuestro producto y nos hemos encontrado cierto «pesimismo» generalizado en todas las zonas con descensos en las compras por mor de la situación socio-económica, por los incrementos de precios y por el cambio en los hábitos de consumo más derivados hacía ocio y vida.

El calzado, como todos los sectores, tiene su ciclo. Desde su gestación hasta su culminación puede suponer un plazo de 8 a 9 meses por lo que los escandallos deben estar basados en datos «poco variables». Ahora nos encontramos con la ley Contra la Morosidad que obliga a hacer efectivo el pago de todas nuestras compras a los 30 días so pena de no poder acceder a ayudas superiores a 30.000 euros, no poder presentarse a concursos públicos u otros. Se trata de manera igualitaria a sectores donde la vida del producto es cortísima –perecederos como pescado, carmes, frutas, etc..- como a nuestro sector de fase de producción muy larga. Cabe decir que el Estado no está sujeto a dichas medidas y que como ejemplo está la devolución del IVA que se dilata hasta los 6 meses cosa que provoca «huecos» de tesorería importantes.

En lo referente al abastecimiento de materiales se ha recuperado en parte la antigua agilidad en el aprovisionamiento pero sigue siendo más lenta de lo que era antes de la pandemia. El transporte sigue por las nubes aunque notamos cierto alivio a futuro en el precio de la energía.

En lo laboral y a pesar de las escandalosas cifras de Paro que nos dan las estadísticas oficiales –a mi entender poco creibles- nos está siendo muy difícil encontrar personas que quieran incorporarse al mundo laboral. Este aspecto lo hemos comentado con Ministros, Secretarios de estado, etc., que aunque reconocen y conocen el problema no nos dan una visión de como atacar el problema.

Otro aspecto que en Menorca ha ayudado a mantener viva la industria zapatera ha sido la figura de los Fijos Discontinuos, figura que bajo una denominación u otra ha estado presente en nuestra isla desde épocas pretéritas y anteriores a la actual. Esta figura hoy por hoy y por razones que todos sabemos y que nada tienen que ver con la realidad sino con la «política» con minúscula estamos siendo «atacados» con dos, tres y hasta cuatro inspecciones anuales por empresa para luchar contra esa figura. El sector del calzado está muy vinculado a dos temporadas al año con parones irregulares entre ellas con periodos muy cambiante influidos por factores como la climatología y el consumo.

En 2023 hemos exportado a algo más de 48 países, todos los de la C.E.E, Reino Unido, Israel, Turquía, R.P. China, Japón, Estados Unidos, Canadá, México, Australia, Nueva Zelanda y algunos países de la Península Arábiga, entre otros. La guerra de Ucrania, aparte de los problemas económicos que todos padecemos, también nos ha afectado –aunque en un pequeño porcentaje- en clientes significativos.
Aún así la estructura productiva tanto del sector de producción como de la Industria Auxiliar ha mantenido –con ligero descenso- su estructura, ya que para mantener las líneas de producción nos es necesario mantener los puestos de trabajo.

Las perspectivas que desde el 2023 vislumbramos no se están cumpliendo, son diferencias mínimas, con una Europa afectada por las guerras, con un consumo resentido con niveles de consumos de por debajo de lo previsto, y en general el resto de mercados también en la misma situación. Lo que se vislumbra para el 2024 no es nada halagüeño por la situación mundial, pero que sea la misma Administración que debería velar por el buen funcionamiento de la maquinaria productiva sea la que con su quehacer cotidiano se encargue de todo lo contrario.l