Más de una seguro que pensó, "si lo sé, no gano la Superliga". Las jugadoras y el cuerpo técnico del Valeriano Allés vivieron ayer una jornada larguísima entre el viaje de regreso, los excesos del fin de semana y las consiguientes visitas institucionales que les llevaron, prácticamente en volandas, desde la rotonda de 'Es Cavall' hasta la sede ciutadellenca del Consell Insular, pasando por una ducha reconstituyente, un cambio de ropa y una recepción oficial en el Ayuntamiento.
Las sonrisas, los abrazos y las palabras de enhorabuena, sin la tensión que podía preverse, rebosaban por doquier mientras alguno y alguna las encajaba, ahora ya, visiblemente cansada.
Las jugadoras se despertaron a las 6.45 para llegar hasta Barcelona desde Haro y tomar el viaje de regreso a la Isla. Sobre las 17.45 horas llegaban al bravo corcel que da la bienvenida a Ciutadella, donde arropadas por unos 40 aficionados, la mayoría niñas de las categorías inferiores, empezaron el festejo.
La más valiente, sin duda, fue Janine Sandell, que no dudó en subirse al caballo mientras Chema Rodríguez observaba suplicando que no se hiciera daño. Un lazo rojo del color del equipo rodeó el cuello del animal antes de que se diera el carrusel de fotografías con la copa.
El primer momento emotivo fue el recibimiento de las pequeñas a Yoraxi Meleán, declarada mejor jugadora de la final, al grito de 'MVP' al que pronto se unieron todos los presentes. Otro instante de especial cariño fue cuando todas las integrantes abrazaron y besaron a la abuela de Alba Cardona y le cantaron: "Esa abuela como mola, se merece una ola". Y todo, acordándose de Valeriano Allés, con cánticos que hacían que el empresario patrocinador, siempre al lado del equipo, se sintiera orgulloso.
Las voces, algo trastocadas por los excesos, aguantaron el último arreón. De ahí, cada uno se fue a casa a ducharse. Pasadas las 19 horas, todas llegaron al ayuntamiento donde fueron recibidas por el alcalde, José María de Sintas y la ex jugadora y actual regidora de deportes, Inmaculada González. Precisamente, ayer se cumplía un año de la obtención del primer título y eso, ligado a unas emotivas palabras de la ex capitana, emocionaron a los presentes, sobre todo a Ana Correa, que no pudo aguantar las lágrimas.
Fue una cita fría, donde las sonrisas quizás menguaron, pero donde las dos partes, club y Ayuntamiento, distanciadas a lo largo del año, guardaron las formas. La espontaneidad de Cris Sanz aderezó un acto breve "que sirve para llevar el título a todo el pueblo de Ciutadella".
Posteriormente, la Superliga y sus propietarias se marcharon a la sede del Consell en Ponent, donde en un habitáculo que se quedó pequeño para la ocasión, el presidente, Santiago Tadeo, y el conseller de Deportes, Juanjo Pons, felicitaron a las jugadoras, les regalaron una guía del Camí de Cavalls y descorcharon el cava. Felizmente, otra vez.
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