Oteando de reojo el inicio oficial de las conversaciones de futuro entre las dos grandes potencias de pádel del planeta –World Padel Tour y Prémier Padel– la palista número 1 del mundo y clara dominadora del WPT estos últimos años, la alaiorenca, Gemma Triay, finalizó la semana pasada sus merecidas vacaciones y volvió a ponerse el mono de faena, junto a su compañera una temporada más, la madrileña, Alejandra Salazar. Las número 1 del mundo del World Padel Tour y Grandes Maestras del pasado 2022 han empezado a engrasar sus maquinarias a nivel individual y como pareja, de cara a un 2023 para el que, a día de hoy, todavía mantienen incógnitas, en cuanto a su programación. De momento, lo único seguro a día de hoy es que el primer torneo será Abu Dabi, a donde Triay y Salazar viajarán el 8 de febrero y jugarán del 20 al 27. «No sabemos cuándo nos toca jugar. Abu Dabi sí se juega 100 por 100 y falta saber qué calendario es el definitivo», señalaba este martes para «Es Diari» la insular.
El World Padel Tour amanecerá para las ‘TriAzar' con el reto intacto de seguir de número 1, mientras empiezan a combinar ya con torneos del Prémier Padel. «Seguir de numero 1 se dice rápido, tres años ahí. Al final, cuando estás semana tras semana ganando torneos no lo valoras tanto lo que estás haciendo, parece algo normal», manifestaba estre martes la insular. Por ejemplo, el 2022, que estuvieron cinco torneos sin ganar, «te das cuenta que no es fácil ganar un torneo. Cuando no estás bien lo pasas mal, tienes dudas y menos confianza pero hay que aguantar muchas cosas y muchos comentarios. Pero creo que lo importante es recuperar las situaciones y luego te levantas con más fuerza, es lo que ha hecho y conseguido ‘Triazar'», abundaba.
El gran reto a lo largo del año es ser número 1, sin embargo, «hay otros objetivos técnicos y como pareja. La idea clara es seguir ganando torneos e intentar ganar más eventos que el 2022, que fueron doce, pero que ojalá pudiéramos ganar alguno más», exclamaba ambiciosa, Triay. Un 2023 que les llega a la pareja de moda con cambio de psicóloga. «Estamos súper contentas, creo que este año será muy importante el papel psicológico», lanzaba la insular, recordando que al final, «volver a ser número uno cuando no podíamos perder ni un partido durante más tres meses es clave. Reinventarse también; al final, tantos años de entrenar, de hacer temporada tras temporada, tienes que tener motivación y ganas en uno mismo de ser fuerte e intentar superarte a ti mismo. No es fácil», reconocía. Y con confesión incluida: «El momento que más me cuesta es la pretemporada, que no compites; una vez en competición todo es más fluido pero ahora en este momento que has de trabajar más, con agujetas, cansancio y demás, son esfuerzos que al final así como cumples años, cuestan más».
Puesta a punto a parte, no ocultaba la de Alaior que se siente, «una afortunada por el trabajo que tengo y disfruto haciendo pretemporadas y entrenando. A lo último me tienen que parar, son los entrenadores que me dicen que pare. Tengo suerte porque me gusta mucho lo que hago», expresaba, entre risas.
Una tripleta letal en la pista
Poniéndose las pilas para estar a punto para debutar seguro en Abu Dabi la última semana de este mes de febrero, admitía Triay a este diario que se encuentran, «en una situación que tenemos dudas, porque todavía no está definido el tema de los dos circuitos. Las jugadoras teníamos claro que queríamos jugar en Premier y creo que si Premier y WPT llegasen a un acuerdo sería lo mejor para todos, no tan solo para los jugadores sino también para los aficionados. Tener dos circuitos no aporta nada en el pádel y solo uno sería bueno para todo el mundo», opinaba en voz alta una palabra muy autorizada de este deporte.
Donde no tienen duda alguna ni Triay ni Salazar– como tampoco el técnico, Rodri Ovide– es de seguir un año más unidas. «Ale y yo estamos bien compenetradas, nos llevamos fenomenal fuera y dentro de pista y al final, sacando un reto como el que teníamos delante, lo que hicimos fue crecer y que la pareja fuera todavía más fuerte», argumentaba la ex tenista del CT Alaior. «Teníamos claro que aunque no consiguiéramos el número 1 seguiríamos juntas porque tuvimos un poco de mala pata y fuimos las ‘dos' pero por dos resultados que hicimos nosotras mal nos penalizaron mucho y casi nos quedamos sin Nº1», recordaba aún. «Por suerte lo terminamos de la mejor forma posible, jugando los tres últimos meses del año a un gran nivel y creo que la temporada fue muy positiva, mi mejor temporada desde que juego a pádel, con doce torneos ganados y muy feliz y contenta».
Después de hablar a final de curso e inicio del nuevo para ver qué hicieron bien, qué mejorar y cuáles son sus próximos objetivos de 2023, en general, «estamos súper contentas. Ahora hace cuatro años que estoy con Ovide y gracias a él estoy donde estoy. Cuando las cosas funcionan hay que tocar poca cosa, tanto en físico como en pádel», decía, siguiendo con los mismos preparadores, «esperemos que por mucho más tiempo», cerraba, dejando atrás ya unas vacaciones, «muy necesarias, después de una larga temporada de muchos torneos y presión– sobre todo en los últimos meses– que teníamos un reto complicado para intentar llegar al número 1», dijo tras semanas de familia y de desconexión en Tailandia.
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