A la espera. Mientras se reanuda la competición, que se ha detenido de forma oficial hasta el próximo 7 de junio, Rafael Nadal se ejercita para no perder la forma física. Será un curso extraño en el que defenderá dos ‘Grandes’ con poco más de un mes de diferencia | Reuters

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El destino ha planteado un desafío monumental para Rafael Nadal. La coyuntura derivada de la crisis del coronavirus ha castigado de manera especial al mundo del deporte, que a expensas de conocer la evolución de la pandemia, ha tenido que modificar súbitamente todos sus calendarios, agendas y actividades para adaptarse a la alerta santaria que ha generado una pandemia que, por lo menos, dejará sin tenis al planeta hasta el próximo 7 de junio, cuando está previsto que acabe el parón oficializado por la ATP y la WTA.

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Un calendario comprimido e intenso ha afectado de lleno al segundo Grand Slam del curso. La cita de referencia en el calendario del tierra batida y que marca en rojo Nadal cada temporada. Roland Garros altera ostensiblemente su hoja de ruta. La conquista del que haría trece en la colección de triunfos del tenista de Manacor en la cita parisina se retrasa hasta el final del verano, y lo hará para encadenarse en el tiempo con la última de las cuatro grandes paradas del Grand Slam.

Y es que Roland Garros y US Open estarán en este 2020 separados por apenas una semana entre ambos, lo que hará más exigente ese tramo.