Raúl Lopera fabrica las hondas con las que tira | Gemma Andreu

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El colegio suele ser el lugar donde los niños y niñas aprenden conocimientos y competencias estandarizados. Los maestros y profesores, muchas veces no tienen ni el tiempo ni las energías para innovar y llamar la atención de los pequeños con cosas diferentes. Pero, de vez en cuando, un profesor que llega al aula con una actividad nueva, se convierte en el motor de arranque de una afición, casi una obsesión, para alguno de sus alumnos. Este es el caso de Raúl Lopera, un joven mahonés de casi 18 años, que lleva ya 8 enganchado al tiro con honda.

Una jornada escolar que se preveía normal, como otra cualquiera, le cambió la vida. «En sexto de primaria, vino mi profesor de toda la vida que, normalmente, nos enseñaba deportes como el fútbol o el básquet. Ese día nos dijo que nos iba a enseñar algo relacionado con la prehistoria y con la historia de Menorca, y nos trajo lo que parecía un conjunto de cuerdas. No teníamos ni idea de lo que era y nos explicó que eran hondas y que nuestros antepasados las utilizaban para proteger la isla», comenta Lopera. Y allí, en una actividad de clase, intentando hacer su primera honda con una cuerda y un trenzado que no eran los que tocaban, se enganchó al tiro y a fabricar sus propios instrumentos.

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