La tripulación del Quantum Racing celebra la victoria | Nico Martinez

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El Quantum Racing, con Ed Baird a la caña, se coronó este domingo campeón del mundo de la clase TP52 al ganar en aguas de Menorca.

El barco del armador Doug DeVos consiguió así su quinto título mundial en la clase TP52 después de los ganados en 2008, 2010, 2011 y 2014.

En el podio de Mahón le acompañaron el Azzurra de Guillermo Parada, que defendía el título de 2015 conseguido en Puerto Portals, y el Provezza de Andrew Beadsworth, que repite posición ya que en el Mundial 2015 también terminó tercero.

El premio para el mejor armador no profesional en el Mundial de Menorca ha sido para el sueco Niklas Zennström, cuarto con su velero Rán Racing.

El Quantum extiende su liderato en el circuito 2016 de 52 SUPER SERIES y mantiene su dominio incontestable con cuatro victorias en las cuatro pruebas disputadas hasta la fecha.

La prueba de Mahón era puntuable tanto para el circuito de la clase y también coronaba al nuevo campeón del mundo, por lo que tenía «doble premio».

Los triunfos en Scarlino, Porto Cervo, Puerto Portals y ahora en Mahón ponen en una situación muy cómoda al Quantum para ganar el campeonato del circuito de monocascos más importante del mundo. La última prueba del calendario será dentro de cuatro semanas en aguas de Cascáis.

El Quantum ha sido el mejor en el Mundial de Mahón, aunque con los tres triunfos del Azzurra en las dos mangas del sábado y la primera de hoy domingo el Mundial se comprimió y el barco ítalo-argentino llegó a estar a solo cinco puntos del velero de Ed Baird con Terry Hutchinson a la táctica.

La primera manga de hoy fue excelente para el Azzurra, que a estas alturas de la temporada está encontrándose con las mejores prestaciones de su velero diseñado por Marcelino Botín.

Su primer puesto en la manga y el quinto de Quantum Racing le dejaban a solo cinco puntos de haber dado la sorpresa en Mahón, con una recuperación que nadie esperaba a mitad campeonato cuando el Quantum tenía una sólida ventaja y el Azzurra no era capaz de hacer sólidos resultados.

Los hombres de Parada han demostrado que con los vientos fuertes que ha habido en Mahón en los últimos días -ayer de nuevo sopló la tramontana con intensidades que iban de los 15 a los 20 nudos- han sido los mejores en el control del velero y de las maniobras.

Todo al final se debía decidir en la última manga de la competición. La salida a esa prueba se dio sólo quince minutos antes de las tres de la tarde, que era el último momento en el que el Comité de Regatas podía dar salidas hoy.

Una vez se dio la señal de partida el férreo control que el Quantum ejerció sobre el Azzurra hizo que los de Parada tuvieran que navegar siempre con vientos sucios y teniendo que hacer muchos bordos, lo que les fue atrasando en la manga hasta que pasaron penúltimos en la primera baliza de barlovento.

El Quantum había hecho su trabajo, no permitir a los italianos que metieran entre ellos cinco barcos y les restasen los cinco puntos que les separaban en la general.

La manga final la ganó el Phoenix de Paul Cayard con el Alegre del armador y caña norteamericano Andrés Soriano en segunda posición.

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