Menorca ya cobija a Ona Carbonell. La única nadadora que ha conseguido siete medallas en un Mundial de natación, el que se llevó a cabo en Barcelona del 27 de julio al 4 de agosto, descansa en la que considera su segunda casa.
Más de 50 personas acudieron al Aeropuerto para dar un cálido y sincero abrazo a la que va camino de convertirse en la mejor nadadora sincronizada de todos los tiempos. Ona, escoltada por su hermano Max, posó con las siete preseas mientras recibía un ramo de flores y saludaba a todos los asistentes.
"Estoy muy contenta de llegar a la que considero mi segunda casa porque han sido 15 días muy largos y duros tras el Mundial y ya tenía ganas de desconectar", dijo la protagonista minutos después de tomar tierra y recibir el cariño de su gente. Ona, a la que acompañaron también sus padres, aseguró que "todavía estoy asimilando todo lo que ha pasado porque ha sido un gran Mundial y los resultados han sido muy buenos".
Tan buenos que se resumen en cuatro medallas de bronce - Solo técnico, solo libre, dúo técnico y dúo libre- y tres de plata - Equipo técnico, equipo libre y combinado libre-.
Siete metales que le han colocado como la única nadadora capaz de subir tantas veces al podio en un Mundial de natación tras un año muy difícil para 'la sincronizada', tras la polémica con la anterior seleccionadora, Anna Tarrés. ¿Cuáles son las claves? "El trabajo, superarnos día a día y saber que siempre podemos aprender un poco más a pesar del difícil año que hemos vivido, nos hemos unido muchísimo como equipo" y en este sentido asegura que su botín es "enteramente del equipo, lo hemos ganado todas juntas".
Ona, que desprendía felicidad por todos sus poros, matizó: "Antes que con las medallas, me quedo más con todo lo que he vivido, fue muy especial oír a más de 10.000 personas en el Palau Sant Jordi corear mi nombre". Y las que lo corearon desde Menorca orgullosos...
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