"La sonrisa de los niños cuando les dabas un juguete o un simple bolígrafo justifica todo lo que pasamos para llegar hasta allí, era un gesto de felicidad sincera". Habla Ismael Triay o Carlos Puerta. Da igual, el mensaje y la emotividad en el tono de voz son el mismo.
Los dos menorquines regresaron el pasado lunes a Barcelona tras competir en el Unidesert, el reto solidario que les llevó a recorrer Marruecos en seis etapas donde repartieron más de 50 kilogramos de ropa, juguetes y material escolar entre poblaciones muy necesitadas. La experiencia fue tan intensa que al acabar la carrera ni se preocuparon en mirar en qué posición habían quedado porque eso, sencillamente, no era prioritario.
"Ha sido increíble, el ambiente que hemos vivido, los amigos que hemos hecho... Solo imagina que en el momento de despedirnos hubo quien lloró de pena", narra Puerta. Triay lo corrobora y añade que "lo mejor para mí ha sido el carácter de la gente, sobre todo en el sur, porque eran pobres y cuando llegábamos a algún pueblo nos invitaban a algo de comer eran muy generosos, sé que puede sonar a película pero es la realidad".
El reto consistía en cubrir seis etapas con un coche que tuviera más de 20 años con la única ayuda de una brújula y un mapa de carreteras, así como la orientación. "El Seat Ibiza ha aguantado como un campeón, sobre todo gracias a la chapa que cubre el carter que ha terminado como una patata llena de golpes aunque creo que el secreto ha sido que no tenía muchos kilómetros", explica Carlos Puerta, que trabaja como proyectista en Seat. Isma Triay desvela que "hemos pasado varias noches durmiendo en tiendas de campaña en el desierto, que ha sido espectacular, como el paisaje del Sáhara o ver el monte Atlas nevado".
Una de las condiciones que exige la organización para competir es que los participantes busquen patrocinadores para sus coches, una labor que los dos jóvenes, uno de Maó y otro de Alaior, realizaron por la Isla en Navidad. De hecho, 'Es Diari' ha apoyado esta iniciativa que más allá del carácter deportivo es una apuesta por concienciar a los jóvenes de que con muy poco pueden hacer muy felices a muchos.
"Lo mínimo que exigía la organización era 30 kilogramos de material escolar pero ninguno de los 12 equipos se quedó allí, nosotros llevamos 50 entre juguetes, ropa además de libretas y bolígrafos, pero tenemos claro que sin la ayuda de los patrocinadores nada de todo esto hubiera sido posible", explican desde el único equipo menorquín que intentará por todos los medios estar en la línea de salida el próximo año.
"Ha sido una experiencia inolvidable e irrepetible, pero también diría única porque no creo que sintamos lo mismo el año que viene, ha sido una pasada", explica Carlos Puerta, que ya tiene en mente como encarar el nuevo proyecto. "Parece mentira cómo alucinaron con un simple balón, y eso que en España tenemos muchos por casa, ver lo felices que se pusieron con algo que para nosotros no es nada del otro mundo da que pensar". De parte de todos, gracias.
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