Superadas. McNatt y la ciutadellenca Esther Marquès no pudieron contener a Noelia Sánchez - rfev

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Era de esperar. El Valeriano Allés hizo lógico el traspaso de poderes concretado a lo largo de la pretemporada con la reducción de su presupuesto y la marcha de jugadoras clave en el esquema del equipo que se proclamó campeón de liga la pasada campaña. Éste viajó, en parte, a las filas del Haro que se hizo con dos de sus mejores baluartes, Esther López y Helia González, y ambos resultaron determinantes la segunda final de la Supercopa que cede el conjunto bermellón y que acabó convirtiéndose en un monólogo riojano. Realmente, nunca hubo otra opción.

El arranque ya fue desequilibrado, plagado de nervios y marcado por errores absurdos y en muchas ocasiones no forzados en las dos escuadras, aunque con mayor repercusión en el recuento final de tanto en las filas de un Valeriano Allés que demostraba demasiada bisoñez en algunas de las rotaciones y alternaba respuestas ágiles y precisas con desorden en defensa. Al otro lado de la red, el Haro se mostraba bregado y con Eshter y Helia en plena forma. Punto, en fin, decidido más con fintas que con remates inapelables, y siempre a favor del cuadro riojano que tomó carrerilla forzando un tiempo muerto a la desesperada (16-9) que, sin embargo, no arregló nada.

Anicia Woods marcó la diferencia de central, jugando muchas veces a la tensa, otras tantas cerrando el paso al remate bermellón, y Noelia Sánchez completó el repaso, a medio gas, anotando desde cuatro el punto que selló el primer 'round' (25-18).
Calma chicha, en todo caso. Poca intensidad. Superioridad local palpable. Tiempo para la reflexión en el bando de Bep Llorens. Pero sin argumentos. Ni recursos.

Limitado de efectivos, el técnico del Valeriano trató infructuosamente por otorgar más rapidez a la producción ofensiva pero se vio obligado a soportar, en defensa, la avalancha que lideraba Helia. Cuña del pasado para marcar un inicio de set ya de por sí demoledor (4-0). Un bagaje insoportable para un equipo que se veía obligado a jugar a remolque, confundido por la finta en la colocación de Meritxell Alseda o un saque directo, y contundente, de su exjugadora (19-11).

De ahí al final del punto, un martilleo constante que secundaban Pepo Garrido y Rosalía Alonso. Nada que alterase el monologo del Haro que abría una brecha casi definitiva (25-20).

No había mucho más que decir. Cano anotó, en remate cruzado, el primer tanto del tercer y último set. Pero fue un apunte sin continuidad que no hizo sino despertar a la fiera. Helia se encargó de frenar cualquier vía de agua machacando el bloqueo menorquín que se veía impotente para frenar sus remates. La respuesta llegó, como reacción anímica, de la mano de Lana Sorokina con un aldabonazo que se diluía en el marcador, alentado por un 9-4 premonitorio que se situaba para entonces en 14-5.

Llorens entendió el mensaje y entregó el partido para rodar al resto de una plantilla que empieza a encarar mañana, en el mismo escenario y ante el mismo rival, otro reto: revalidar el título de liga con un presupuesto notablemente inferior y con menos potencial.

Haro adelantó el inicio de un viaje que se presume por el desierto. El saldo del último asalto lo dice todo. 25-10.

El Valeriano Allés empezó a probar el amargo sabor de la derrota y cedió la primera de las coronas al Haro.