Puede que el ahora lejano 26 de mayo del 2005 se escribiera la página de oro de la historia del Menorca Bàsquet y el primer capítulo hacia el fin. El epílogo deportivo más cruel a siete años de vino y rosas, de resacas, escándalos, victorias imposibles, desfiles de jugadores con compromiso, carácter y garra y otros vacíos, ausentes y sombras de lo que quizás fueron en otras épocas. Años en los que la afición ha sufrido, disfrutado, reído y llorado. Tres ascensos y dos descensos. Demasiados millones y 150.000 preguntas sin resolver. Puede que todos estos recuerdos sepan a añejo, a pretérito imperfecto, a borrón sin cuenta nueva. Pero lo maravilloso de los recuerdos es que perviven invencibles al paso del tiempo para recuperarlos cuando los nubarrones dan paso a la tormenta y el sol sabes que no va a salir, por mucho que insista la canción. Recordemos, entonces.
26 de mayo de 2005. la gloria
Los cimientos del polideportivo de Maó todavía hoy no se han recuperado de la semifinal que enfrentó al IBB Hotels y al León, ni ese atronador minuto final en el que el americano Lamont Barnes, con el tiempo agotado y el marcador 87-86 favorable a lo menorquines, falló dos tires libres martirizado por el ensordecedor estruendo que propició la afición menorquina. Fue el 1-0, el 20 de mayo de 2005. El segundo asalto, solo dos días después, lo ganó el Menorca sin tantos problemas (84-67), mientras la grada despedía a los suyos al grito de "ACB, ACB". No surtió y cedieron la primera oportunidad en la lejanía (85-63), pero entonces se levantó el espíritu batallador y en un encomiable partido, similar al último en Melilla, el Menorca logró el primer ascenso a la élite del baloncesto español.
El pabellón de los 90 días
Si algo han tenido los tres ascensos en común fueron las tensas negociaciones entre los miembros del club y el Govern Balear para conseguir el dinero necesario para asumir el ascenso a la ACB. En el primer caso el por entonces presidente, Jaume Matas, tendió las dos manos a José Luis Sintes y, además, propició la construcción del actual Pavelló Menorca, una obra que se realizó en apenas 90 días y con capacidad para 5.025 plazas, y que suponía el requisito más importante para ingresar en la patronal, tras el aspecto económico. No estuvo exenta de polémica la obra ya que el precio fue de 8.526.000 euros y ya al poco de la inauguración ya presentó problemas con la humedad y las goteras.
el escándalo de sintes
En la historia del Menorca hay un apéndice que los aficionados no olvidan porque nunca se explicó. El 10 de junio de 2009 el diario 'Marca' publicó una información en la que denunciaba unas presuntas irregulares en la gestión del por entonces presidente, José Luis Sintes, al que acusaba de autoconcederse 150.000 euros. El presidente, laureado hasta entonces, se vio obligado a dimitir sin que se explicara dónde había ido a parar el dinero y obligó a Benito Reynés, por entonces vicepresidente, a dar un paso al frente y tomar las riendas.
Fue, entonces, el peor año del Menorca Bàsquet ya que tras estar cuatro temporadas en la ACB descendía de categoría tras una nefasta fase regular a nivel deportivo a pesar de contar con la mejor plantilla diseñada hasta el momento. A ello se sumó la mala gestión llevada a cabo por el ex presidente y que Reynés se ha encargado de recordar en algunas ocasiones, como en la penúltima junta de accionistas de la SAD, donde dijo que Sintes "dejó más de siete millones de euros de deuda". Una losa que con el paso de los años y la llegada de la temible recesión ha acabado aumentando la deuda.
'un añito en el infierno'
La entrada de Benito Reynés a la presidencia llevó al club a Oriol Humet como director general y se diseñó un equipo sobradamente preparado para acometer de nuevo el ascenso y liderado por Paco Olmos. Fue una temporada mágica, donde el Menorca no concedió a penas signos de debilidad, salvo un flojo mes de febrero y la derrota en la final de la Copa del Príncipe, en Melilla. Con todo, la SAD se levantó del golpe y, tras ir perdiendo la final de la LEB 2-1 en Burgos, empató la serie en un ambiente hostil y resolvió el pase ante su afición.
La Isla volvió a la ACB después de que los directivos y los políticos vivieran unos días frenéticos, en los que el desembolso necesario para ascender llegó prácticamente sobre el límite del tiempo. Pero el limitado presupuesto y una apuesta más por la ilusión y la oportunidad que suponía que por la calidad contrastada y por lo tanto más exigente económicamente, desembocó en el segundo descenso a LEB en una temporada que sirvió para dejar en el aire una pregunta a la afición: ¿Qué era mejor, cabeza de ratón o cola de león? O lo que es lo mismo, ¿equipo puntero en la LEB o habitual aspirante al naufragio en ACB?
grandes momentos
Pero el paso del Menorca por la ACB no fue en balde. El equipo insular cae bien entre los estamentos de la patronal, que ve con buenos ojos a la SAD. A nivel competitivo, el equipo menorquinista nunca ha luchado ni ha tenido opciones para algo más allá de evitar el descenso. Aunque sí que protagonizó sonoros resultados que, a pesar de ser anecdóticos, despertaron todavía más el orgullo de la afición que con este proyecto se sentía plenamente identificada, independientemente del pueblo.
La primera en ACB, ante el Etosa Alicante en la quinta jornada (30 de octubre de 2005, 69-63) o la primera gran campanada contra el todopoderoso Barça (82-70, 20 de noviembre de 2005), el rebote que cazó Kornegay ante el Manresa de Sergio Llull y que salvaba al Menorca o el '3+1' de Marinovic ante el Granada (78-77, 1 de diciembre de 2007) mientras que otras no fueron tan alegres aunque si pruebas de lo especial que era tener ACB en Menorca como el triplazo sobre la bocina de Teletovic con el Caja Laboral y con tres segundos por jugarse en la última aventura del Menorca por la ACB (76-77, 27 de marzo de 2011) que dio la victoria a los de Ivanovic o la paliza, esa misma temporada, que sufrió el Menorca en el Palau Blaugrana ante el Barça (84-44, 1 de noviembre de 2010).
una apuesta por españoles
El Menorca Bàsquet, ya debilitado por las deudas, por acabar de descender, la pérdida de patrocinadores y la prohibición de fichar jugadores de fuera por culpa del 'Caso Boisa', apostó en su última temporada por un equipo amplio con once españoles y un americano. No fue hasta el play off cuando la SAD exhibió su mejor baloncesto, únicamente superado por el Canarias, aunque tras firmar el ascenso en Melilla Benito Reynés y compañía se han visto obligados a bajar el telón.
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