Comandos de insurgentes, varios de ellos suicidas, mataron ayer a dos personas y causaron heridas a 29 en un ataque múltiple contra edificios oficiales en la ciudad meridional afgana de Kandahar, horas después de que el movimiento talibán prometiese vengar la muerte de Osama bin Laden.
El ataque más grave tuvo como escenario la oficina del gobernador regional en la ciudad, según explicó a Efe una fuente oficial. "Al menos diez personas, incluidos civiles y militares afganos, han resultado heridas" en esta acción contra la oficina del gobernador de la provincia de Kandahar, dijo el portavoz de ese representante político, Zalmai Ayubi.
Algunos miembros del comando intentaron sin éxito acceder a una comisaría de la Policía cercana, pero fueron tiroteados o detenidos por las fuerzas de seguridad, mientras que el resto de los agresores se atrincheró en un hotel y siguió disparando desde allí.
De manera simultánea, otro grupo de insurgentes atacó un edificio de los servicios de inteligencia afganos y un complejo policial en las afueras de la ciudad, según la fuente, que precisó que durante la jornada se registraron en total una decena de explosiones.
Ayubi indicó posteriormente que dos personas perdieron la vida -un civil y un funcionario gubernamental- en los ataques, al tiempo que otras 29 recibieron heridas.
Un representante talibán, Mohamad Yusuf Ahmadi, confirmó a Efe que en el ataque múltiple participaron "varios combatientes", entre ellos "suicidas", y aseguró que causaron un gran número de víctimas.
El presidente afgano, Hamid Karzai, condenó el asalto y precisó que entre los objetivos atacados hubo también una escuela femenina, otra masculina, una unidad de orden público y un edificio administrativo, según un comunicado difundido por su oficina.
La ofensiva, que duró algo más de cuatro horas hasta que las fuerzas de seguridad recuperaron el control, llega poco después de el movimiento talibán anunciase que la muerte del líder de la red Al Qaeda, Osama bin Laden, "dará un nuevo impulso" a su lucha.
Los talibanes habían optado hasta ahora por no pronunciarse sobre la muerte de Bin Laden alegando falta de pruebas que la confirmasen.
Ayer, en cambio, el portavoz talibán Zabiulá Muyahid aceptó como válida la confirmación emitida el viernes por Al Qaeda de que Bin Laden fue abatido en una operación de fuerzas especiales de EEUU el pasado lunes en el norte de Pakistán.
En declaraciones a Efe, Muyahid calificó la muerte de Bin Laden de "gran tragedia" para el movimiento insurgente afgano.
Los talibanes argumentaron que EEUU está equivocado si cree que "la moral y los combatientes del movimiento insurgente se debilitarán" tras la muerte de Bin Laden, y subrayaron que ello "guiará a cientos a tomar el camino del martirio y el sacrificio".
"La historia del islam siempre guardará viva su memoria", aseguró la noche del viernes el movimiento, en un comunicado.
Estas advertencias se suman al anuncio hecho la semana pasada del lanzamiento de una ofensiva contra las fuerzas de la OTAN y gubernamentales afganas con motivo del comienzo de la estación primaveral, cuando tradicionalmente se recrudecen los combates.
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