El encuentro de ayer entre el Alaior y el Campos fue una auténtica locura. La cuarta derrota del Alaior en lo que va de temporada (2-4) fue el producto de una cadena de despropósitos. Los hombres de Marc Serrano, que se meten en una zona complicada, se suicidaron con tres regalos que supusieron el 'hat-trick' del mallorquín Jaume, pero el colegiado Rodado Rodríguez provocó un auténtico desaguisado con un arbitraje desastroso.
La prometedora salida de los blanquinegros se quedó en promesa cuando, a los siete minutos Jaume sacó una falta desde el pico derecho del área local. Su centro-chut, no especialmente ajustado, pasó entre la barrera, mal colocada, y la defensa, que no llegó a despejarlo. Toni también pudo hacer más para repelerlo.
Poco después, Jordi no acertó a despejar un balón sencillo en el medio campo y Jaume, muy atento, se plantó solo ante el portero, al que batió con tranquilidad. Con el 0-2 llegaron los nervios y comenzó la actuación estelar del árbitro. Pasada la media hora, el local Villalonga entró a Vidal con dureza. Rodado lo expulsó sin contemplaciones, tal vez de forma excesiva.Entonces, Juanlu se acercó a Vidal, que estaba tendido en el suelo, y éste le lanzó una patadita a la que el delantero alaiorense respondió de igual manera. La solución del colegiado fue expulsarlos también a ellos.
A partir de ese momento, la demencia: Rodado se empeñó en ser el protagonista y se desató el orgullo de los blanquinegros, que se estiraron y con más voluntad que acierto hicieron recular a su rival. Tudurí, el líder del abordaje local, logró un golazo desde su casa que sobrevoló a Javi e hizo soñar a Los Pinos. Pero diez minutos después, el Alaior volvió a dispararse en el pie cuando Jordi, al intentar salir desde atrás jugando la pelota, la perdió en una zona comprometida. Jaume se hizo con él y batió a Toni con un tiro cruzado.
Con el partido convertido en un correcalles, Calero remachó a la red un balón suelto en el área rojilla tras un saque de banda. Una vez más, los de Marc Serrano se esperanzaron con una remontada que hubiera sido épica. Más aún cuando el local Pere cometió un claro penalti que le costó la expulsión, ya cerca del final, y el guardameta detuvo el lanzamiento.
En pleno éxtasis, el Alaior, casi con una alineación de fútbol siete, quiso morir con las botas puestas. Pero un pase largo de los rojillos dejó solo ante el meta al recién ingresado Menut, que convirtió el cuarto gol para los mallorquines.
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