La "regata de Menorca", como la denominó ayer durante la presentación del certamen la consellera balear de Turismo, Joana Barceló, arranca hoy. Se trata de la VII Copa del Rey - Trofeo Panerai, la única etapa española del circuito de barcos de época que organiza la firma relojera. Unos cuatrocientos regatistas, a bordo de medio centenar de veleros clásicos, en algunos casos fabricados hace más de cien años, medirán sus fuerzas en esta vistosa carrera.
Los barcos zarpan a las 12 de hoy, cuando está previsto que comience la copa, con sol y vientos del sur de entre 10 y 14 nudos. Los recorridos, siempre cercanos a la bocana del puerto de Maó, se decidirán cada día justo antes de comenzar la competición, en función del viento y el estado de la mar. La organización ha previsto diferentes rutas, algunas de las cuales bordean la costa mientras que las otras las han alejado más para utilizarlos en caso de que el viento sea inestable.En cualquier caso, se intentará emplear aquellos recorridos que discurren más cerca del litoral porque "es magnífico e irrepetible", en palabras de Damián Ribas, vicepresidente del Comité Internacional del Mediterráneo, el organismo que establece las reglas de las competiciones de barcos clásicos. Ribas añadió que "siempre se intentará acabar la carrera en el puerto".
La vida de la regata se deja notar ya en el puerto, en cuyos pantalanes las tripulaciones se preparan y ponen sus embarcaciones a punto para la competición que les espera durante los próximos días.
Retorno
El trofeo volverá a disputarse en aguas menorquinas después del parón del año pasado, cuando la crisis dificultó que se organizara en la Isla. Precisamente su consolidación fue el principal argumento de la rueda de prensa de presentación de la prueba que ofrecieron ayer la organización y diversas autoridades. Además de Barceló, acudieron el alcalde de Maó, Vicenç Tur y representantes de los clubes náuticos de Maó y Barcelona, de la Real Federación Española de Vela, de Officine Panerai y de la dirección de la regata.
Fue común a todos ellos el compromiso de que trabajarán para que Menorca se consolide como sede de la prueba durante los próximos años. La consellera extendió su mano "para que el trofeo se consolide en Menorca", mientras que el alcalde de Maó aseguró que "se está trabajando" en ello y que "en pocos meses" se verán los resultados de dicho empeño.
Rafael Álvarez, representante de Panerai, la firma patrocinadora, dijo que estaría "encantado" si se llega a un acuerdo en ese sentido porque desean "pasar años aquí", aunque recordó que esa resolución "habría que decidirla con la marca".
Satisfacción
Se escucharon también muchos parabienes por el retorno de la prueba a la Isla. El más gráfico fue el del presidente de la Federación de Vela, Gerardo Pombo, que declaró que la vuelta del certamen a Menorca es "como aprobar una asignatura que el año pasado habíamos suspendido". Pombo reclamó más facilidades para el Club Marítimo, que no posee amarres, a la hora de organizar pruebas como ésta.
Hay interés en que sea así. Barceló ve el trofeo como una "oportunidad magnífica para el desarrollo local" de la Isla, que abriría así una "ventana a Europa a través de la náutica". En la misma línea, el conseller de Turismo del Consell insular, Lázaro Criado, aseguró que con eventos como éste se contribuye a "la diversificación de la industria turística" por la "notoriedad" que le da a la Isla.
Por su parte, Rafaél Álvarez expresó su "placer enorme por volver a este marco idílico" y se mostró "orgulloso" por haber conseguido que medio centenar de embarcaciones tomen parte en esta regata de barcos clásicos.
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