baloncesto. Desde el CD Alcázar buscan fomentar la "adherencia al deporte y a los buenos hábitos que lo envuelven" - Archivo

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La vida, sin deporte, sería muy aburrida. La práctica deportiva, con el tiempo, ha evolucionado hasta pasar de ser algo meramente ocioso a ser un pilar importante en la vida porque en cierto modo ayuda a educar a los niños y niñas que lo practican, llegándose a situar a la altura de la escuela y de la familia. Por esa razón los clubes deportivos, en cualquiera de sus disciplinas, han incorporado a su organigrama una escuela que pretende reforzar los valores de la vida con la práctica deportiva.

"Compartimos con la familia y los estudios, la responsabilidad de formar a los jugadores que antes que nada son personas", reconoce Elías Noval, coordinador de la Escuela de Fútbol de la UD Mahón. Lluís Arbalejo, director técnico del CD Alcázar, admite que el objetivo primordial de su club es fomentar la "adherencia al deporte, a los buenos hábitos que lo envuelven como la convivencia, el compañerismo..." y que completan la formación del niño o niña.

Damián Borrás es uno de los profesores de la escuela del Club Marítimo Mahón y explica que "buscamos formar al deportista como tal y como persona, con unos valores muy ligados al mar". Para Dani Palacios, director de la escuela de tenis del CT Mahón, "la competición no tiene que primar sobre la diversión, procuramos enseñarles valores deportivos que se pueden aplicar a la vida y que son positivos".

En el caso de la vela en Maó hay dos niveles: la escuela y la competición. En la primera se imparte una primera toma de contacto con el mar y con la navegación con vela ligera, mientras que en la segunda, a partir de un seguimiento del rendimiento del deportista, el tipo de entrenamiento cambia, ya que en este nivel los regatistas entrenan viernes, sábado y domingo.

En baloncesto, en el caso del club mahonés, la parte de la 'escoleta' corresponde a los jugadores de 5 a 10 años. En iniciación se potencia el deporte con muchos ejercicios de psicomotricidad, mientras que en benjamín se mantiene los ejercicios de psicomotricidad aunque se trabaja más el baloncesto. De 10 a 12 años el trabajo está en la coordinación, la flexibilidad y el equilibrio, entre otros, con algunos movimientos básicos en pista. Destaca que no trabajan el aspecto físico. Para Arbalejo el margen de edad en el que los deportistas aprenden más es en la etapa de infantil, donde en el Alcázar potencian, además, la táctica individual.

Elías Noval cree que "en Fútbol-8 los chicos son como una esponja y puede parecer sorprendente que se trabajen aspectos tácticos en estas edades pero la verdad es que los niños asimilan muy bien algunos conceptos". Sobre el entrenamiento físico, el asturiano matiza que "con las actividades que hacen en el colegio, por la calle y demás, creo que ya basta".

Palacios añade que "a veces los entrenadores tenemos que enseñar cosas que no se enseñan en casa", mientras que Arbalejo apunta que "el papel de los entrenadores puede llegar a ser más importante de lo que parece, tenemos mucha influencia sobre los chicos y los padres lo pueden aprovechar cuando hay algún problema con los estudios".