Zagorac. El pívot del Alaior machaca ante la presencia de Gutiérrez y Nico Richotti - Gemma

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Los cuentos no siempre acaban bien. La princesa acostumbra a irse con el príncipe, mientras el ogro, que es más simpático, se queda infeliz por su suerte. Pero ayer no se dio el caso. La princesa pasó del príncipe Real, descendiente del rey Real Madrid, para quedarse con el ogro feo en versión Alaior Menorcarentals.com. Y lo hizo como mandan los buenos cuentos. Con un final ajustado pero en que de entrada sabes cómo va acabar (79-73). Y de premio: seguir en el liderato.

La película arrancó floja en argumento. Un 4-0 para el Alaior Menorcarentals.com hizo presagiar que al final del film, la princesa se quedaría con el ogro encantador. Aunque el príncipe Real, que ayer vestía de negro, inquietó a los locales llegándose a poner por delante con un 0-7 (4-7). Porque por lo demás faltó historia y sobraron minutos, inicialmente. El Alaior fue mejor simple, llana y esdrújulamente. Sólo el primer acto tuvo algo de igualdad, con una máxima para los locales de +11 (21-10) que acabó en un +8 (26-18) al término del cuarto.

El Menorcarentals.com sorprendió a todos, incluso al Real Madrid, apostando por su juego interior. La falta de altura, como si el merengue no estuviera acabado de hacer, facilitó el baile a Ramsdell, Zagorac, López y Stobart, que hicieron lo que quisieron en campo propio y ajeno.

En el segundo cuarto, el Alaior se aprovechó del Madrid, le hizo bailar al son que le dio la gana, incluido el tango de un Mateo Gaynor que cada partido consigue arrancar unos aplausos a la grada alaiorense. A falta de dos minutos los locales dominaban 42-22. El 17-10 cosechado en este parcial y que sirvió de prólogo excelente para el descanso donde en valoración los locales se imponían claramente (55-15).

Cualquier narración que se preste cuenta con un desenlace que suele enganchar al lector. En este caso fue el 7-11 que le regaló el Alaior al Real Madrid y que sirvió para que los de Alberto Angulo, que se colocaron en zona, se creyeran que se estaban acercando (52-39). Pero ni caso. Nuevo 5-0 y el ogro cortejando a la princesa. Porque el príncipe, como en Shrek, no caía simpático. Prueba de ello era una bufanda que colgaba en la pared que rezaba "Antimadridista". A pesar del bajón local, el acto se cerró con una de esas perlas que suele dejar Gaynor para la grada, que subió el 59-44 que daba paso al epílogo del cuento.

Ddesacierto local final

La sensación que sobrevolaba el polideportivo era que el madridista que más presión inflingía era el técnico, increpado en múltiples ocasiones por el público, que aplaudió como nunca el 65-48, una de esas jugadas que enganchan al baloncesto, que no te cansas de ver: Una transición de balón rápida entre todo el equipo y sin mirar que acabó en mate de Ramsdell.

Hubo un intercambio de canastas en este tramo de partido que siempre favorecieron a los locales, hasta los dos últimos minutos en los que con un parcial de 2-14, el Madrid se puso 75-69, en un abuso a lo loco del tiro exterior por parte del Alaior. Achuchó, sí, pero a Zagorac no le tembló el pulso desde personal y la princesa hizo caso omiso a escudos y vitrinas y se fue con el verdadero príncipe blanco (79-73).