Máxima alegría. Todo el equipo del Sporting Mahonés saltó al césped tras el pitido final para celebrar el importante triunfo - Photodeporte

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Guiem Martí, cuando deje el fútbol, le podrá contar a sus hijos o a sus nietos "un 13 de marzo del 2010 le vacilé al filial del todopoderoso Bar­ça, el de las seis copas, en el Mini Estadi metiéndoles dos goles". Luego les recitará el nombre de los once valientes que le acompañaron en la gesta y sus descendientes sonreirán orgullosos porque ese doblete sirvió para que el Sporting Mahonés se reencontrara con la victoria lejos de Bintaufa cinco meses después y a la par que mancillara la impoluta trayectoria del filial blaugrana en su feudo. 1-2, con sufrimiento, pero con sabor a seis puntos en el camino hacia la salvación.

Joan Esteva demostró tener muy bien estudiado al Barça y urdió una defensa que cortocircuitó el juego preciso de los azulgranas. Con un 4-4-2 con las líneas muy juntas, los mahoneses obligaron a los de Luis Enrique a optar por el pelotazo largo, obviando su medular de creación, y no se encontró cómodo. Pronto advirtieron los de Maó con un centro al área al que Guillem Martí no llegó por poco. Pero en el minuto 8 una serie de rebotes y errores de la retaguardia culé habilitaron a Guillem Martí que estableciera el 0-1. El delantero, que reaparecía ayer tras sanción, controló en la frontal, orientó su cuerpo y ensayó un disparo a media altura imposible de alcanzar para el guardameta Massip.

Pero no se quedó ahí la cosa. El Sporting Mahonés desplegó todo su arsenal defensivo y jugó con los nervios y la bisoñez de los anfitriones. No en vano, una falta de entendimiento entre Bartra y Montoya permitió que Guillem Martí batiera de nuevo al cancerbero culé. El pichichi del equipo anotaba el 0-2 para un Sporting que, antes de visitar Barcelona, ostentaba un paupérrimo balance goleador lejos de Bintaufa.

Trató de reaccionar el filial blaugrana de la mano de dos de sus estiletes: Nolito y Jonathan Soriano. El andaluz reclamó penalti en un derribo en el interior del área pequeña en el minuto 26, mientras que el ex espanyolista pudo recortar distancias en el 34´ de no haber sido por la oportuna intervención de Sergio.

Pero no se rindió el equipo de Esteva. Guillem era un quebradero de cabeza constante para la defensa culé y pudo sentenciar en el tramo final de la primera parte en un disparo potente que se marchó ligeramente desviado.

Arrancó la segunda parte con un Barcelona Atlètic mucho más concentrado y motivado en pos de la remontada. Sin embargo, el conjunto de Luis Enrique volvió a toparse de bruces con la medular blanquiazul, que achicó espacios, selló huecos e hizo imposible el tránsito por la parcela ancha para los azulgranas. El técnico asturiano movió su banquillo, introduciendo jugadores profundos como Víctor Vázquez y Sergi Roberto, pero no surtió efecto ante una retaguardia del Sporting Mahonés muy atenta. Aún así, las mejores ocasiones del segundo tiempo corrieron a cargo de los locales. Bartra probó fortuna en un cabezazo peinado que se estrelló contra el travesaño, aunque el perjudicado de la acción fue el meta visitante Joaquín Moso, al recibir un golpe fortuito por el que tuvo que ser atendido por el Doctor Salom pero se recuperó.

Tras el parón, fue Luque el que intentó recortar distancias con una cabalgada por la derecha que acabó con un remate estrellado contra la madera. Corría el minuto 68 y el filial lo probaba a tumba abierta. Prueba de ello es que apenas tres minutos más tarde Nolito estableció el 1-2 con un remate potente desde la frontal que se coló por la escuadra de Moso.

El gol reforzó el ánimo culé ante un Sporting Mahonés que se vistió 'a la italiana' para conservar su renta. De ahí hasta el pitido final del encuentro, muchas interrupciones, pérdidas de tiempo y un embotellamiento en terreno menorquín que sirvió a los de Joan Esteva para salir airosos del Mini Estadi.