Tampoco pudo ser en La Laguna. El ViveMenorca regaló un partido (81-67) en el que sus teóricas estrellas no estuvieron al nivel que debían y en el que una serie de probaturas al inicio del partido condicionaron en exceso el arranque del encuentro de forma negativa para los intereses del grupo de Paco Olmos. Una imagen triste la del equipo menorquín, que sólo reaccionó al final del encuentro para salvaguardar el basketaverage logrado en Maó en la ida (+24) y que refleja la realidad de un equipo que ha pasado de luchar por el ascenso directo y la Copa, a defender diferencias por si peligra su plaza en zona play off.
La consabida ausencia del argentino Diego Ciorciari condicionó la puesta en escena del partido, con Michael Umeh y Diego Sánchez alternándose en la posición de base. Ante tantos cambios en la dirección del juego, ViveMenorca salió a cancha un tanto despistado. A pesar del 0-2 inicial con canasta del indultado Rashon Turner, los menorquines se encontraron con un Socas Canarias que, de la mano de Jaime Heras, logró colocarse con un 7-2 favorable en el electrónico.
Sin embargo, con el transcurrir de los minutos, los entrenados por Paco Olmos empezaron a arañar algún que otro rebote, cogiendo oxígeno ante el ritmo fulgurante que imprimieron por los locales. Y es que los menorquines sólo tuvieron recursos cerca del aro, ya que su juego exterior fue prácticamente inapreciable. En la otra canasta Guillén amargaba a Montañana, y Yáñez, en ejemplo de la versatilidad local, acertaba desde el 6,75. Así la diferencia creció hasta el 20-10 con el que se alcanzó el final del primer periodo.
Lejos de variar la dinámica en el inicio del segundo cuarto, la tónica no fue sólo igual sino incluso peor para el ViveMenorca. Los de Mahón parecían encontrar algo de continuidad en su anotación, aunque en frente el Ciudad de La Laguna también creció en su acierto ofensivo e hizo mayores las diferencias. Inconmensurable tanto debajo de los tableros como a media distancia, Donaldson fue una pesadilla para los defensores del Menorca. A él se sumó una vez más Guillén, de nuevo ejemplo del extremado acierto exterior de los locales. Un triple del pívot tinerfeño disparó hasta el 32-16 los guarismos en el ecuador del periodo. Desventaja que obligó a Paco Olmos a solicitar tiempo muerto.
Abocados a los errores
Pese al intento de variar el rumbo del encuentro, Olmos vio como los suyos incidían repetidamente en los mismos errores, especialmente defensivos (38-20), minuto 17. Mientras, en la otra canasta, los hombres altos menorquines se cargaban de impotencia ante la abrumadora presencia de sus respectivos pares y ante una cierta permisividad de los árbitros, que prefirieron mirar hacia otro lado en varias ocasiones pese a los manifiestos contactos dentro de la pintura.
Encontró la luz al final del túnel el ViveMenorca cuando el Socas se situó en una zona 2-3, un planteamiento que rompió Cuthbert Victor con un triple desde las esquina (38-25). Sin embargo, fue un espejismo, ya que los laguneros retornaron a las marcas individuales, ganaron en frescura detrás y tradujeron su superioridad en el 43-28 con el que se alcanzó el descanso.
Parecía entrar mucho más entonado el ViveMenorca en el tercer cuarto, especialmente porque dos canastas consecutivas de Turner le dejaron cerca de la barrera psicológica de los diez puntos (45-32). La defensa alternativa planteada por Olmos, cambiando zona 3-2 y caja -1, parecía dar sus frutos, aunque un alleyhoop primero de Donaldson y la picardía y sabiduría de Guillén terminaron de sacar a los baleares del encuentro. El pívot tinerfeño sacó de sus casillas a Montañana que, en apenas veinte segundos, cometió su segunda, su tercera, su cuarta personal -por una técnica-, y su quinta y descalificadora. El pívot .valenciano se marchaba de la pista en un tiempo récord.
La situación dio alas a los locales que, con un dos más uno de Chagfoyen, dos tiros libres de Heras y un triple de Nacho Yáñez finiquitaron el cuarto de forma extraordinaria (61-41).
Lo que pudo ser una quimera antes del partido pasó a ser una sorpresa, el Socas Canarias estaba sólo a cuatro puntos de darle vuelta al average entre ambos equipos. La renta local tocó techo con un triple de Garrido (64-43). Pero ahí el Menorca se puso el mono de trabajo, y de la mano de Turner y Victor redujo diferencias hasta 68-55.
El partido no tuvo más historia. Los menorquines con una zona 2-3 no pudieron rebajar la diferencia de los tinerfeños, mientras que los locales, siempre superiores no tuvieron suficientes energías como para llevar el marcador hasta los 24 puntos que les hubiera otorgado el average favorable en caso de empate en la tabla
En el carrusel final desde la línea de personal, los guarismos quedaron definitivamente en un maquillado 81-67, que salva el mal menor del average.
Olmos: "Nos faltó intensidad"
Cabizbajo por el severo correctivo encajado por los suyos y por el hecho de continuar la mala dinámica lejos del Pavelló Menorca, Paco Olmos se presentaba en la sala de prensa del Juan Ríos Tejera con poco ánimo de analizar la derrota de su equipo. El entrenador valenciano, no obstante, argumentó el tropiezo declarando que "hemos conseguido algunos objetivos que nos habíamos planteado en los entrenamientos semanales. Hemos tratado de que no tuvieran ritmo de ataque. Sin embargo, creo que nos ha faltado un poco más de dureza en la defensa, sobre todo teniendo a Nacho Yáñez inspirado, ya que sus 21 puntos nos han hecho mucho daño".
Prosiguió el valenciano comentando la reacción menorquina tras el descanso. "A partir del tercer cuarto nos hemos recompuesto, obligándoles a que tuvieran que pensar más su ataque", espetó el técnico del ViveMenorca.
Olmos consideró la clave de la derrota el hecho de que "no hemos tenido un juego de porcentaje alto, una de las bases de este equipo", así como que "nosotros no necesitamos el triple para ganar, no somos un equipo que nos impongamos con el acierto exterior, como puede ser La Laguna".
En ese sentido, el técnico del ViveMenorca matizó que "nos hemos visto fuera del partido, hemos dado un paso adelante en un momento decisivo. Ellos estaban desbocados y hemos sabido parar el ritmo que imponían. A falta de tres minutos, si hubiéramos tomado algunas decisiones correctas, podríamos haber llegado a sembrar algo de incertidumbre", algo que nunca llegó a ocurrir.
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