Dos horas y un minuto se prolongó un intenso duelo que asegura a Rafa Nadal la segunda medalla olímpica de su carrera tras el oro que obtuvo en Pekín en 2008.
Nadal y López lucharán el viernes por la medalla de oro en la final que les enfrentará a los rumanos Florin Mergea y Horia Tecau, que se impusieron a los estadounidenses Steve Johnson y Jack Sock por 6-3 y 7-5.
El dobles español se aseguró el éxito en un partido dramático que exprimió la energía del balear, secundado siempre por su compañero, un especialista de altura en la modalidad.
Rafael Nadal abandonó la cancha entre lágrimas. Recordó el balear el tiempo de ausencia por la lesión en la muñeca. Dos meses fuera de las pistas y la incertidumbre de no volver a participar en unos Juegos. Hace una semana, el número uno del tenis español barruntaba la posibilidad de no aceptar el reto. De portar la bandera de España y no competir. Lo pensó. Y fue a por todas.
Nadal demostró ser, ante todo, un competidor inigualable. Dos horas después de haber cumplimentado su partido de octavos de individual saltó a la cancha con su compañero en busca del éxito más directo. Un partido y la medalla al cuello.
La incertidumbre que puede planear sobre el estado de su muñeca izquierda está al margen de su estado físico. Nadal está listo para lo que sea.
Nadal y López respondieron a cada contratiempo. Nestor y Pospisil presumen de ser una de las mejores parejas del circuito. Al menos equilibrada. La juventud y el empuje de Pospisil y la veteranía de Daniel Nestor. 43 años, ocho torneos de Grand Slam y un oro olímpico iluminan la trayectoria del veterano canadiense, peleón y gruñón con el árbitro en cada acción dudosa
Los españoles llevaron el set al desempate, que ganaron con una autoridad inesperada (7-1). Después todo siguió igual. Cada uno con su saque hasta el décimo juego. Entonces España tuvo el triunfo en la mano. 15-40 con Daniel Nestor al saque. Nadal no remató con una volea pintiparada y Canadá resucitó.
La pareja española salió tocada del trance pero se recuperó. Evitó la rotura con la que amenazó su rival y en el desempate sentenció el partido.
Nadal y López se abrazaron en el suelo. El balear rompió a llorar. Aún le queda el mixto por delante.
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