Este día 1 de septiembre, Riudavets, un ejemplo de perseverancia y superación, tiene ante sí una oportunidad única y muy real de ser medallista paralímpico y a las primeras de cambio, en sus cinco años ya como paratriatleta destacado.
A Coruña, punto de inflexión
Dos años y medio después del fatal accidente, Riudavets, tras la época más difícil de su vida y en la que todo se volvió oscuro y dio completamente la espalda al deporte, empezó a correr y a darse cuenta que estaba igual o mejor en marcas que antes de su duro percance. Luego empezaría Riudavets a nadar y a ir en bicicleta. El punto de inflexión –o al menos uno de ellos en esta montaña rusa vivida por el mahonés– su debut internacional en una Copa del Mundo de Paratriatlón, en A Coruña, donde Riudavets se colgaba el bronce. El menorquín había vuelto y para quedarse y el mismo año sería también bronce en Portugal y cuarto en Turquía.
Sería el 2023 cuando lo bordaría el menorquín, oro en la Copa del Mundo de Abu Dabi y A Coruña o plata en el Europeo en Madrid, además de rozar el podio en las Series Mundiales de Yokohama, Canadá y Reino Unido; o en el Mundial de Pontevedra. Y la consagración o pase definitivo a los Juegos Paralímpicos, un primero en la Copa del Mundo de Vigo y tercero y cuarto en las Series Mundiales de Yokohama y Canadá. Una entrada en escena espectacular y de un mérito enorme para Riudavets.
Un triatleta de gran nivel
El nombre de Nil Riudavets, antes del accidente del 2019, ya acaparaba informaciones y noticias en el mundo del triatlón, siendo una firme promesa nacional. De hecho, un año antes, era plata del Nacional 2018 en equipos, plata en los Island Games 2017, oro en el Nacional de Duatlón Élite Relevos y bronce en el Triatlón y también los años previos, 2015-16, en júnior y sub23, siempre copando podios en los Nacionales.
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Aplazado por la mala calidad del agua, de momento para mañana, veremos que pasa.