El delantero del Barcelona Raphinha marca el gol de penalti. El segundo de los cinco que marcó el conjunto azulgrana. | Miquel Àngel Borrás

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R.C.D. Mallorca Mallorca 1

F.C. Barcelona Barcelona 5

Primera División | Jornada 19 | 03/12 19:00 | Final

No pudo ser. El Real Mallorca se ha desplomado ante el Barcelona (1-5) en un encuentro donde hizo lo más difícil antes del descanso, que fue empatar a uno y entregó en el segundo tiempo del que desertó prácticamente desde el primer minuto. Los de Arrasate dimitieron tras el intermedio y facilitaron el triunfo a un Barça que a medio gas y solo con Yamal tuvo suficiente para llevarse el partido. Al final el partido pasó del posible milagro en el minuto 45 a la humillación al final.

La primer parte empezó con un Mallorca respetando en exceso al Barcelona. El conjunto azulgrana sacó más provecho de las indecisiones del once balear que de su propia capacidad de generar fútbol. Evidentemente que tiene jugadores desequilibrantes y especialmente formados a la hora de desarbolar las líneas rivales, pero si se lo pones fácil hombres como Casadó, Dani Olmo y Pedri encuentran petróleo entre la dudas. Y eso es lo que más destilaba el once de Arrasate. Cuando no sabes si ir o venir la situación genera incertidumbre y ante rivales de la grandeza del Barça eso se paga.

El Mallorca en ataque se precipitaba y en defensa titubeaba. Malas noticias. El partido había empezado movido, pero el fútbol es también posicionamiento y ahí el grupo bermellón perdía la partida. Sin embargo, un jugador estaba poco a poco cargándose el equipo a la espalda una vez más y este era Darder. Imprimía velocidad y con un solo pase era capaz de cambiar el guion. Estuvo muy cerca de hacerlo a los nueve minutos cuando se la puso de miedo a Muriqi. El kosovar no acertó en el último pase a Antonio Sánchez.

Pero más allá de esos intentos, el Mallorca tenía las dos líneas muy separadas o mejor dicho, poco coordinadas dando demasiadas posibilidades al Barça y sobre todo opciones a pasadores como Casadó y Olmo. Y fruto de esa incertidumbre llegó el uno a cero a los doce minutos. Fue un error en cadena, una falta de comunicación entre portero y defensa, un cóctel explosivo de dudas que acabó con la pelota ganando metros en el interior del área hacia esa zona donde el portero tiene que salir a por todas sin pedir permiso. Leo no lo hizo, Mojica no lo vio y en su intención de rechazar el balón, éste rebotó en Valjent y Ferran, que pasaba por ahí, aprovechó el regalo para marcar a placer. Gol inoportuno. Gol tonto. Gol evitable.

A partir de ahí el Mallorca decreció más en su juego y el Barcelona inclinó el campo a su favor. El gol había descompuesto a los rojillos que pudieron encajar el segundo en el minuto 19. Leo Román se lució, esta vez sí, tras un disparo a bocajarro de Ferrán que encontró espacio entre Raíllo y Valjent para rematar a placer. Si las salidas son una asignatura pendiente en el portero rojillo, los reflejos en un palmo de terreno son una de sus grandes virtudes.

El Mallorca no se encontraba, pero el Barcelona era incapaz de aprovechar los regalos en forma de despistes. A los veinte minutos Yamal perdonó lo que en él no es normal tras recibir solo un balón metido desde el costado. Pudo elegir tiro, posición y velocidad y decidió ser previsible.

El partido transitaba por el ecuador del primer tiempo y el once rojillo acumulaba imprecisiones y parecía desconectado del juego. Lo mejor era que solo perdía cero a uno. Era necesario un salvavidas. Equilibrar el juego. Perder el miedo.

Y sucedió. Poco a poco Darder tomó el timón y el Mallorca encontró el hombre que fijaba el ir y venir del balón. Estabilizó el juego y el equipo fue creciendo a su alrededor. Y fruto de esa estabilidad llegó la acción del gol del empate. Raíllo salió con rapidez, la tocó para Sergi que cedió con precisión al espacio. Y ahí la jugada de tiralíneas salió perfecta. Samú, en posición de fuera de juego, no tocó el esférico y dejó pasar para Maffeo en situación legal. Muriqi, que corría a su par desmarcado fue el encargado de marcar. Uno a uno y descanso.

Tras el descanso de nuevo regresó el Mallorca color gris. Mojica comete penalti sobre Lamine casi en la primera acción del partido y Raphinha no falló situando el uno a dos. Ahí Arrasate movió el banquillo en una decisión poco entendible retirando a Darder, que hasta ese momento era el mejor del Mallorca. Y otra vez a remar en contra. Y ante el Barça esto es mucho. El Mallorca seguía en fuera de juego y el Barça sentenciaba con gol de Raphinha tras recibir otro certero pase de Yamal. Ahí se acabó el partido. El Mallorca hacía tiempo que se había acabado. De Jong anotó el cuarto y cerró el partido tras otro pase de Yamal. Pau Víctor marcó el quinto y despidió una noche para olvidar. Y el viernes a Vigo.