«Han sido momentos difíciles últimamente y también pienso en gente que estaba aquí y ahora no está. Fueron semanas duras y poder ver algo de luz con esta victoria y este gol para mí es importante», exclamaba el delantero ciutadellenc ante los medios de comunicación asturianos. Y es que el Real Oviedo asoma la cabeza, fuera del descenso, en el puesto 17º con 16 puntos, a dos de la zona roja. Muy lejos de las pretensiones iniciales en verano– cuando se las prometían mucho más felices en el estadio Carlos Tartiere– pero respirando, con el nuevo técnico en sustitución de Jon Pérez Bolo, Álvaro Cervera, intentando revertir esta compleja situación. También buscando ‘recuperar' al mismo Enrich, clave en el devenir ovetense.
Con la vista al frente
El mismo ciutadellenc, durante su comparecencia pública en Oviedo, manifestaba en este parón liguero que no está siendo un año sencillo. ««Es una temporada complicada, desde el inicio han pasado muchas cosas que nunca quieres que sucedan. Todos queremos el bien del Oviedo y nosotros desde dentro sufrimos, como personas», dijo. Lo más importante, para el insular, «es lo mental. En el fútbol si no estás bien de cabeza las piernas no te van a aguantar. Ante el Granada el fútbol nos premió y en partidos anteriores no, así es este juego de raro», analizaba en voz alta el ex Ponferradina, que la semana próxima regresará por vez primera a León, su anterior casa. A Enrich, con contrato hasta el 30 de junio en el histórico Real Oviedo, se le ha abierto con el ‘golazo' de tacón ante los granadinos, un nuevo e ilusionante escenario, en lo personal y en lo colectivo. Puede remendar un año que arrancó mal –con marcha incluida de Bolo, gran valedor de su contratación– y parece que con Cervera, el delantero quiere volver a brillar. «Yo creo que fue un golazo. Mira que llevo bastantes goles en mi carrera pero como este creo que ninguno».
Desde agosto insistió Enrich que en el Oviedo «teníamos un auténtico ‘equipazo' pero que había que demostrarlo. Parece mentira, pero cuando viene un entrenador nuevo, te toca una tecla y cambias, es así. Ves cómo cambia la actitud en los entrenamientos y piensas: ¿Por qué no lo hicimos antes». Son detalles que cuando te haces mayor los ves. Los futbolistas somos un poco raros», reflexionaba, acordándose de Bolo. «No fue culpa suya ni de nadie».
Compromiso profesional
Si un hecho no se le puede negar al menorquín, le salgan bien las cosas o no en el terreno de juego, es su indudable profesionalidad. Y esta semana lo volvió a demostrar jugando ante el Granada, cuando no estaba al cien por cien «Nos hicimos una ecografía y el fisioterapeuta me dijo que si entrenaba estaba loco, pero le dije que no iba a parar. Entrené como pude, fatigado toda la semana; en Mendizorroza me dio un pinchazo en el isquiotibial pero ya tenemos muchas bajas como para sumar una más. Le dije al ‘míster' que quería aguantar y tuve un premio que creo que me merezco. Entreno día a día y soy un jugador que hace grupo, que eso a veces no se ve», se reivindicó Enrich.
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