La mallorquina Virginia Torrecilla lamenta la derrota frente a Estados Unidos. | PHIL NOBLE

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La suerte del equipo español estaba echada. Antes incluso de que diese comienzo el partido, de los penaltis cometidos por Mapi León y por la mallorquina Virginia Torrecilla, del hermoso empate de Jenni y de la sentencia, por dos veces desde los once metros, de Megan Rapinoe.

Los trabajados cuádriceps de Crystal Dunn, la imponente planta de Samantha Mewis, la mirada desafiante de Alex Morgan y el rugido incansable de los aficionados estadounidenses, mayoría en el estadio Auguste Delaune este lunes, advertían de lo que finalmente ocurrió.

Las defensoras del título siguen adelante en el Mundial de Francia. Las españolas se despidieron en Reims (1-2), pero dejaron un ejercicio sobresaliente de competitividad ante las favoritas. Algo desvirtuada -porque así lo requería el guión-, La Roja no se desplegó a partir del pie sino de los pulmones. Era, tal vez, la fórmula más válida para contrarrestar, al menos de momento, a una escuadra que combina posesión, velocidad y despliegue físico.

Jorge Vilda armó, en consecuencia, un 'once' para resistir la amenaza desde los flancos de Megan Rapinoe y Tobin Heath, alertado también por las punzantes internadas de Crystal Dunn. Recurrir al pelotazo o a los desplazamientos en largo como solución de socorro estuvo permitido. Enfrente compareció la última campeona.

Intuir que las pupilas de Jill Ellis habitarían la mitad española explica la convivencia de Vicky Losada, Patri Guijarro y Virginia Torrecilla en el medio campo. El embate ante las norteamericanas exigía multiplicar las ayudas a las laterales y buscar luz en García. Ocurrió, sin embargo, que las rivales tienen argumentos para contrarrestar prácticamente cualquier plan. Más cuando se lo ponen fácil. Lo hizo Mapi León con un pisotón a Tobin Heath en el minuto 7. Katalin Kulcsar decretó penalti. Un caramelo para Megan Rapinoe.

Con la posesión en su mano, el 0-1 pudo significar para las defensoras del título una suave brisa a su favor, pero en el caluroso junio de Reims erraron lo que no acostumbran. Alyssa Naeher decidió mal en la salida, Becky Sauerbrunn se confió ante Lucía García y Jenni Hermoso dibujó una parábola milimétrica a la red para poner la réplica casi inmediatamente.

El 1-1 recolocó a la selección española, aun tras perder a Vicky Losada por un golpetazo en el rostro. Entró Nahikari García, mudó su esquema el técnico español hacia el 4-2-3-1 y las suyas rindieron a gran nivel en otra faceta, la defensiva. Con el equipo recogido en 30 metros para facilitar las ayudas por las bandas. Por el centro el peligro fue solo la joven Rose Lavelle.

A la metódica estrategia de las oponentes, herencia del fútbol americano a criterio de Jorge Vilda, también sobrevivió la mejor selección española del certamen. No lo hizo a otro error en área propia. Virginia Torrecilla planchó sus tacos sobre la pierna de Lavelle y sentenció a su equipo. Aunque Rapinoe no tembló, el combinado de Estados Unidos progresa a cuartos con una tiritona. A España le queda el convencimiento de que su fútbol pisará fuerte: que llegue el futuro.