Lluís OrfilaMaó21/10/13 0:00
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El fútbol menorquín 'recuperó' su particular 'fiesta de final de temporada'. Después de la desangelada ceremonia de un año atrás, la JIM apostó por reinstaurar cena y reunión a manteles para agasajar a los campeones del curso anterior. Así, el pasado viernes 18 a la noche La Minerva concentró a prácticamente todas las estancias y entidades del fútbol insular -unos 108 comensales- en una velada de parca sobremesa gobernada, desde un punto de vista sustancial, por Menorca y Penya Ciutadella, acaparadores de la mayoría de trofeos en 2013.

También anidó el recuerdo por las figuras de diversas índole que ha perdido el escenario local a lo largo del ejercicio 12/13, como Bernat Pons Casals, Pipo Mascaró, Emilio Finestres, Faustino Soto, Toni May... a su memoria se dedicó un sentido silencio tras un emotivo discurso de Pep Rivas, en la antesala a la entrega de galardones.

Se advirtió la presencia de Juanjo Pons, conseller de deportes del CIM, así como de las autoridades balompédico-menorquinas. Se echó en falta en cambio la de Miquel Bestard, carismático presidente de la Balear que se ausentó por motivos de salud. Igualmente, la de más rostros vinculados directamente con el juego.

Entrenadores, jugadores... no predominaron en la proporción que una cita de este perfil reclama. De seguro que por causas distintas. Un miembro federativo arguyó al ser pulsado por el extremo que «en Menorca no es fácil articular eventos así. Por el carácter o mentalidad de la gente, pero no es fácil», en clara alusión a la abismal diferencia entre similares promovidas en Mallorca (su fiesta del fútbol congregó a millar y medio de personas hace un año, alcanzando mucho más allá del contexto deportivo, ya fuera ámbito social, empresarial e institucional) o Eivissa, donde es práctica acostumbrada que en los fastos que resumen cada temporada resalten media docena de futbolistas de Primera División, habituales veraneantes en las Pitiüses. Aquí se ha pensado en Raúl. Quizá fuera el modo, si 'el mito' se prestara, de repuntar la cita como hace lustros.