Más oficio. El Espanyol demostró la experiencia que tiene en esta competición venciendo por la mínima e imponiendo su superioridad física; en la imagen el menorquín Izan pelea un balón con Medino - Gemma Andreu

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Cuando un equipo es sencillamente mejor que el otro lo más normal es que gane. Con mayor o menor facilidad, pero lo lógico es que se lleve los tres puntos. Es lo que pasó ayer en la visita del Espanyol al Estadi Maonès. El Menorca, que contaba en su alineación habitual con las bajas de Rubén Ametller, Manu Farrando y Francesc Sabater, plantó cara al equipo perico aunque sin tanta frescura como ante el Barcelona o el Zaragoza. Fue un duelo tacaño en ocasiones y donde el Espanyol rentabilizó el único tanto logrado al borde del descanso. Mínimamente fue superior, aunque en el Menorca tachan aliviados una jornada más, y quedan solamente tres, en las que dependen de ellos mismos.

Que el Espanyol tiene más oficio en esta categoría quedó demostrado desde el primer minuto hasta el último. Jugadores más corpulentos, más rápidos con balón y sin él y mecanismos de transición del esférico más trabajados. El Menorca, por su parte, exhibió el mismo descaro que ante el Barça aunque no la misma frescura. Con una defensa inédita en lo que va de temporada, Barrio, el último en llegar, dejó sensaciones muy buenas en el lateral izquierdo. Sólido y seguro, sin complicaciones. El cuadro de Lluís Vidal notó la falta de Rubén Ametller en el centro del campo ya que a Juan Carlos le pesa la falta de rodaje que por un problema burocrático le ha impedido jugar hasta hace poco.
El primer compás del partido fue perico. Movían más el balón y con mayor criterio aunque sin concretarlo en ocasiones. Tampoco las tenía el Menorca que seguía con su apuesta de buscar a Lluís Camps en la vanguardia. Medino, centrocampista del Espanyol, se adueñó del balón y ejerció de juez en el devenir de sus compañeros. Domi y Ametller frenaban bien a Moha y Mamadou mientras los minutos iban pasando.

La ocasión más clara visitante llegó en una jugada de estrategia en el saque de una falta. Toque en corto que descoloca la defensa azulgrana, Mamadou se queda solo ante Enric, y el portero salva magistralmente. En la otra área, Camps se fabricó a base de pundonor una ocasión en el 39 quedándose solo ante Pau pero el portero también supo responder.
A poco para el descanso, Domi se convirtió en el protagonista involuntario. Una falta alejada le costó la rigurosa amarilla y luego otra infracción más clara escorada a la derecha pudo ser la segunda. Se la perdonó Bermúdez. Pero el destino, o si prefieren el Karma, no perdona. Moha peinó la falta en el primer palo y logró el 0-1. Jarro de agua fría minutos antes de marcharse al descanso. Y tercera falta de Domi, que no sabía dónde meterse.

En el vestuario, Lluís Vidal movió ficha. Dejó a Domi, algo acelerado y condicionado por la amarilla y colocó en su lugar al polivalente Biel. El Menorca debía buscar la enésima hombrada de la temporada para levantar un marcador en contra. El planteamiento fue el mismo: Juego directo hacia Camps y Urbina para que generaran peligro. El Espanyol dominaba a sus anchas las cercanías del área menorquinista con cierta complicidad local para que buscaran las bandas y sus consiguientes centros. En el 57 probó fortuna Izan tras un buen regate de Camps aunque su tiro fue manso a las manos de Pau.

Achuchó de nuevo el Menorca pasada la hora por la izquierda con un centro de Xisco que no encontró rematador y por la derecha con un pase de Serra al que no llegó cómodo Xisco. El Espanyol pareció estar noqueado e imitó el juego de su rival, lo que beneficiaba al Menorca que reinaba entre la anarquía mucho más acostumbrado. Los pericos únicamente crearon peligro con un disparo de Mamadou desde la frontal en el 80. Tuvo la sentencia el potente delantero en el 84 en un balón largo que desperdició pegándole fuerte en lugar de colocar ante Enric.

Los blanquiazules habían despertado de su letargo y el Menorca había consumido la gasolina sin dejar de pelear en ningún momento. Se hizo con el esférico el equipo catalán y ahogó el paso de los minutos a un Menorca que pudo empatar en el 94 en una pelota suelta que llegó a los pies de Marc Urbina pero su chut se fue alto, segundos antes de que el colegiado decretase el final.