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El Menorca tiene una complicada salida este domingo. Se desplaza al feudo de uno de los grandes de la División de Honor como es el RCD Mallorca.

Lluís Vidal podrá contar si lo cree conveniente con Sabater, que cumplió sanción por acumulación de tarjetas la semana pasada ante el Girona. Pero, una semana más, no podrá llamar al joven centrocampista de origen guineano Juan Carlos Mnabana. De hecho, no ha podido llamarlo en todo lo que llevamos de temporada. Ni tan siquiera ha podido jugar con el equipo 'B', que mañana disputará el título de Copa menorquina ante el Sporting Mahonés.

La normativa indica que a partir de la categoría juvenil solamente pueden competir con ficha federativa los jugadores que posean DNI, el documento acreditativo de la nacionalidad española.

"Juan Carlos no lo tiene todavía. En el registro de la Policía Nacional en Madrid ya tienen la documentación necesaria desde hace tiempo y, de hecho, ya tiene la nacionalidad. Pero como no le han enviado el carnet, la Federación dice que no juega aunque le hayamos enviado un papel de la Policía acreditando su nacionalidad", asegura el coordinador del Menorca, Marcial Pérez.

El dichoso carnet llegará "según nos han dicho en dos o tres días". O sea, que una semana más, Mnabana no juega.

"Es un chico fantástico. No falla en ningún entreno y sigue trabajando como el que más, a pesar de que no puede competir", asevera un técnico que, en su análisis del jugador indica que Juan Carlos (1996, 1'80 metros) "es un centrocampista físico, muy fuerte, y técnicamente no tiene malas condiciones. Es joven y si sigue trabajando, tiene proyección de futuro".

En un equipo que acaba de reforzarse con dos jugadores, el de Mnabana "es otro de los que no nos iría nada mal. Por ejemplo, se podría complementar perfectamente con Rubén Genís", asegura Marcial Pérez, que cree firmemente en el conjunto de Lluís Vidal. "Creo que el parón nos ha ido bien, y a pesar de haber caído ante el Girona, pude ver que ha cambiado algo y que es positivo".

Ese 'algo' es "una suma de factores que hacen que los chicos se superen. En el último partido me percaté de ello. Es como si hubieran madurado. Tienen más ganas y la moral más fuerte. También lo veo en los entrenos. Luchan, trabajan. Saben que lo necesitan para seguir en la División de Honor".

Todo ello hace que el coordinador menorquinista se sienta optimista. "Si jugamos así, nos salvaremos. Estoy convencido. Este equipo está más comprometido y no somos peores que el resto".