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Que no les pidan milagros. Los milagros hace mucho tiempo que no existen. Existe la dignidad, la palabra, el compromiso. Todo lo que han demostrado los que se han quedado de una plantilla que tenía toda la ilusión del mundo. Ya no. Ahora esperan lo inevitable mientras ellos y seis juveniles dan la cara. Ellos sí la dan. Otros no tanto. Pero no les pidan milagros, aunque lo den todo.

Ayer llegaba un Llagostera que vive su edad de oro en Segunda B, en un pueblo de 8.000 habitantes. Quizá habría que preguntarles cómo lo hacen y olvidarse de inversores italianos, pero su victoria por 0-3 fue excesiva e injusta. Se vieron sorprendidos por una excelente primera parte del Sporting y acabaron con él porque tras el descanso los de Borsot no podían luchar también contra los imponderables: irse 0-1 en el descanso, un penalty muy protestado después con una expulsión rigurosa -¡Heriberto!- y 44 minutos por delante, con la gasolina justa y tres del filial. No, no les pidan milagros también.
Con los juveniles Marc en la portería y Sergio Ayala en la punta -como pequeños entre gigantes-, y el banquillo íntegramente junior, el resto tuvo que pisar fuerte el césped. La distribución que puso Mati era que en la defensa Ignasi y Sergio ocuparan los laterales y Barber y Micaló el eje; que Goñi hiciera de enlace con Berto, y Lamín y Del Moral por los costados, y en punta Corbella acompañado por el "peque" Ayala entre líneas. Y a ver que pasaba, que nadie se lesionara, que nadie fuera expulsado. Y tentar a la suerte, porque, al final, lo del césped -irregular- era solamente fútbol.

Fue digno y competitivo. Tan bueno o tan malo como lo que se ha visto tantas veces en un partido normal de Segunda B. Por momentos, incluso muy bueno. El Llagostera propuso un duelo de crono extendido. Esperó el paso de los minutos, como diciendo "ya caerán". No buscó un inicio avasallante, eso de ver que el portero es inexperto y lo machacan a tiros lejanos.

Y al Sporting se le vio bien. Sobretodo en el primer tiempo. Solamente un error de marcaje le supuso el 0-1, cuando Uri, en el minuto 38, aprovechó una pelota suelta en el segundo palo tras un saque de esquina. Era imposible que Marc parara eso.

Fue una lástima ese gol. El Llagostera es cierto que estrelló un balón en el poste en el 19, pero tampoco hizo nada del otro mundo. En cambio, a los de Borsot se les vio sueltos, sin nervios e incluso llegando bien, combinando, con Corbella muy activo, con Barber mandando atrás, con Goñi distribuyendo y Lamin e Ignasi chisposos en las bandas.
Corbella y Micaló tuvieron sus ocasiones, e incluso el árbitro -¡Heriberto!- fue muy protestado en sus interpretaciones del reglamento, como en una caída de Micaló cuando se plantaba en el área y su par no vio ni la tarjeta amarilla. Pero, claro, se llegó al descanso con el injusto 0-1, y eso era lo que mandaba.

¿Cuanto duraría la gasolina? ¿El Llagostera esperaría atrás o iría a matar el partido? Eran varias de las cuestiones a dilucidar tras el paso por los vestuarios. Pero fue terrible. Muy duro lo que se vio minutos después.

El Sporting tuvo dos ocasiones claras nada más saltar al césped. Sergio Ayala estuvo a punto de marcar en una internada suya, pero Wilfred, obligadísimo en la acción, envió a córner. Un córner en el que Corbella tuvo un tiro que se fue alto.

Y, después, el desastre. Una internada de Uri que acabó por los suelos y el árbitro, sin pensarlo, marcó penal. Un penal muy discutido porque antes se reclamaba fuera de juego. Lo peor era, además, que Barber veía la segunda amarilla y el equipo se quedaba con diez. Marcó Eloi el 0-2. Solo había pasado un minuto y al Sporting se le venía todo abajo. Lo que vino después fue casi un monólogo visitante. Uri marcó el 0-3 en el 66 en otro balón suelto y Oriol Alsina hizo el tercer cambio con el detalle de hacer debutar con su equipo a Ton Alcover, junto con Oliver, uno de sus exsportinguistas.

El duelo acabó 0-3. En Barcelona, Paco Segarra debía negociar con un italiano. Aquí, unos valientes dieron la cara. Siempre.