Los 26 socios que votaron a favor de la continuidad del Alaior en Tercera División consiguieron frenar el descenso que ya había sido asumido por la junta directiva con el propósito de sanear la debilitada economía de la entidad que presenta una deuda de 74.000 euros. Sin embargo, ahora la propia junta teme la soledad después de la animada asamblea del pasado lunes en el momento de recabar las ayudas pertinentes para salir adelante.
"Levantar el brazo y decir sí a Tercera es muy fácil, pero cuando hay que mojarse y aportar cantidades ya es otra cosa", explica el presidente Toni Alzina.
En otras circunstancias el grupo dirigente habría tenido que presentar la dimisión tras la postura mayoritaria de los socios asistentes, contraria a la suya. Pero, como recuerda el presidente, "no podemos hacerlo porque si el club deja de pagar las pólizas será nuestro patrimonio el que se verá afectado".
Y es que, "el escudo del Alaior no se hace cargo de la deuda, somos nosotros quienes tenemos la firma". La actual junta habría dimitido, siendo consecuente con su postura, si otros hubiesen dado un paso al frente y asumido esas firmas, "pero nadie lo hizo".
Ahora el Alaior comienza una nueva etapa en la que deberá conformar contrarreloj una nueva plantilla para la Tercera División marcada por la absoluta austeridad ya que el presupuesto presentado –129.550 euros, ingresos y 166.714 euros, gastos– ya supone incrementar la deuda acumulada salvo que se consigan nuevas entradas durante el curso. El del ejercicio anterior fue de 209.000 euros.
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