Presentación de los equipos frente al Museo Guggenheim. | Reuters

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«Este Tour es una buena oportunidad», asegura relajado y confiado de sus opciones un Enric Mas Nicolau (Artà, 1995) que aterriza en la ronda gala con plenos poderes y galones de jefe de filas del Movistar Team. El reto es el podio, sin descartar colarse en el duelo que anticipan los dos grandes favoritos, los dos últimos ganadores en París: Jonas Vingegaard (Jumbo Visma) y Tadej Pogacar (UAE). Tras el problema físico sufrido en la Dauphiné, el mallorquín pasa página y ofrece sus mejores sensaciones ante el arranque de este sábado en Bilbao. «Parece que estamos en la Vuelta al País Vasco» bromea desde el hotel de concentración de la escuadra telefónica. A la par que advierte de la ventaja «que supone conocer el recorrido de las primeras etapas, es algo que podemos e intentaremos aprovechar», a la par que advierte de «la tensión» que habrá estos días y que también «tendremos que saber negociar», añade.

«Estoy motivado y con muchas ganas», refiere Enric, quien habla de un recorrido montañoso, con poca pero peligrosa crono, y que define en el cómputo global como «una buena oportunidad», se reafirma. «Ojalá pueda estar en el podio», prosigue el de Artà, que admite llegar al Tour 2023, su quinta participación «con muchas ganas». Y con el reto de estar el domingo 23 de julio en ese podio de los Campos Elíseos. Con permiso de Pogacar, Vingegaard y quien se tercie. «Hay una gran rivalidad entre ellos dos (Vingegaard y Pogacar), pero esperemos poder sacar partido de ella», afirma el ciclista isleño, que ya ha pasado página tras el duro abandono del pasado año -problemas con los descensos, positivo en COVID...- y deja muy claro que «la cabeza está muy diferente este año, tengo muchísimas ganas y la afición espera que Mikel (Landa), Carlos (Rodríguez) y yo estemos ahí».

Y sobre plantar cara a los dos grandes candidatos al amarillo, abre la puerta al factor sorpresa, «porque pueden pasar cosas, pueden tener un mal día o no estar tan bien...». La gran diferencia entre el Enric de 2022 y el de este julio radicará «en la cabeza, este año voy confiado, soy el Enric de antes y el de después del pasado Tour», confiesa, a la par que desea «disfrutar de estos tres días en casa, con la afición en el País Vasco, y quién sabe si aprovecharnos de ese duelo de favoritos», con un claro objetivo en la 'Grande Boucle' de 2023: «la general», asegura firmemente Mas.

Con cuatro participaciones y dos Top 10 a sus espaldas (2020 y 2021), Enric acumula una buena dosis de experiencia. Y echando un vistazo al libro de ruta, remarca la importancia «de los primeros días, en los que habrá tensión. Esos, y un par de días en los Pirineos y Alpes... Hay varias etapas marcadas con una 'x' y veremos cómo las afrontamos», relata. La meta será «darlo todo en la carretera, que no me quede ni un gramo de fuerza, llegar a París, ojalá que en el podio, pero especialmente satisfecho por el resultado y el trabajo, viendo a un equipo unido y, si puede ser, estando en el podio. Sería la muestra o el resultado de ese buen trabajo», comentaba el balear, de 28 años.

El recuerdo de un Enric Mas plantando cara a Pogacar en Lombardía o el Giro dell'Emilia sigue presente, incluso aguantando este año en Andalucía, donde una avería le impidió estar más cerca. «Tengo la sensación de que puedo estar con él (Tadej) y algún día aprovechar mi oportunidad. Pero si llegamos pensando que son más fuertes, estamos fastidiados ya...», añade el líder del Movistar Team.

Se ve Enric Mas más cerca de su mejor versión, la de La Vuelta y las clásicas italianas de final de temporada. «Incluso mejor», confiesa, ante un Tour que encara de manera «diferente» y en el que marca en rojo las jornadas iniciales en el País Vasco. El objetivo, eso sí, es llegar el domingo 23 de julio a París. Y pisar el podio. ¿Y vestido de amarillo? La carretera dictará sentencia.