La cita no fue precisamente una perfecta sinfonía de juego. Ni una alegoría al baloncesto. Más al contrario. El Menorca apareció adormilado, sin ritmo y únicamente en el último periodo logró abrir distancia respecto al cuadro sevillano, que por su parte acreditó con creces el motivo de su clasificación (colista) y paupérrimo récord (1-20 tras ceder este domingo en Maó).
La actuación del norteamericano Jalen Cone, desaforado en el triple (22 puntos con 6 de 11 desde 6.75), por momentos la del búlgaro Ivanov (8 tantos, todos importantes, y que materializó con acciones de gran factura) y Víctor Arteaga, quien despertó tarde, pero no por ello resultó menos eficaz (14 puntos y 9 rebotes), junto con la dirección y temple que aportó Pol Figueras desde la dirección en el último cuarto, destacaron como los elementos y factores a resaltar del Menorca en una cita sin brillo pero que en cualquier caso supone trazar otro paso más hacia la salvación y quizá algo más.
La puesta en escena del Menorca se distinguió errática, sobre todo en el aspecto ofensivo. De hecho, en los primeros seis minutos de juego, apenas una acción de 2+1 de Lukovic bajo hierro –con el matiz de que el serbio no acertó en el tiro libre– pudo computar el equipo insular en ataque, lo que se reflejó de inmediato en el marcador, donde imperaba un 2-8 de salida en favor de Morón.
Pero el equipo andaluz, parco en recursos (y mostrando una exasperante docilidad en el rebote o en diferentes situaciones defensivas), ni aprovechó el mal arranque local ni tan solo fue capaz de gestionar una renta que se desvaneció apenas Cone entró en combustión (7-8 tras triple y dos libres convertidos por el norteamericano).
Y con un par de zarpazos más, surtidos de la puntería de Ivanov –también desde el 4.60– y un nuevo acierto de Cone en el 6.75, el Menorca, todavía inconstante, pese a ello ya había sido capaz de invertir el guarismo (12-11; eso sí, habiendo agitado Javi Zamora, como acostumbra, en varias ocasiones el banquillo). Hasta el cierre de ese primer cuarto hubo algunas alternativas manteniéndose el partido en un punto (14-15).
Una fantástica acción de Ivanov, que culminó en una poderosa penetración por el costado derecho, a lo que respondió para Morón Isma Tamba, recién incorporado al juego, con un triple, fue el despertar del segundo parcial (16-18). Sendos momentos hicieron intuir que el nivel del partido crecería en parangón al periodo inicial –que tampoco era complicado. En parte así ocurrió. El duelo, además, se mostró igualado, incierto, hasta el minuto que antecedió el intermedio.
El Menorca combinó la calidad, otra vez, de Ivanov, alguna acción de Figueras y su seguridad en esos compases del duelo desde el tiro libre para sustanciar su producción ofensiva. El Morón opuso a eso su juego en la zona, encontrando a Badji en un par de acciones que el senegalés culminó con mate, si bien al tercer intento un tremendo tapón de David Gómez, quien en un alarde de envergadura en el que incluso se quedó suspendido para contener en el aire el poderoso salto en vertical del interior rival, motivó un cambio de estrategia –de hecho, discurrieron muchos minutos hasta que Badji probó de nuevo en los aledaños del aro. El tanteo, por eso, se había mantenido siempre en un margen de dos puntos (del 22-20, al 28-26, tras canasta de Dike, en ese secuencia).
Y entonces el Menorca, con un breve acelerón consiguió una brecha para marchar a vestuarios con la que fue su mayor ventaja entonces, gracias a dos ensayos libres convertidos por Molins y otro triple de Cone (33-28).
Espejismo
Sin embargo, y aunque el Menorca en los albores del tercer cuarto consiguió aumentar su ventaja hasta el +7 (40-33), pareciendo dispuesto a romper de una vez al peor equipo de la liga y con ello a sentenciar por la vía rápida la cita, el Morón prosiguió agarrándose al partido, sin abandonar sus anhelos por celebrar la que habría sido su segunda victoria de la temporada, primera fuera de su pista. Supo optimizar una falta antideportiva de Cone, de inmediato responder al enésimo acierto del ‘1-2’ yanqui desde el triple por medio de Casero y sostenerse con ello dentro de un partido que enfilaba su cuarto definitivo con todo por resolver (48-45).
Y el Menorca, al fin pudo, en los diez minutos finales, encadenar una sucesión de acciones que unida a una serie de fallos del Morón, impropios de un equipo de una liga profesional (como unos pasos absurdos o una pérdida increíble en una acción ofensiva de 2x1) se tradujo en una renta de +11 en el ecuador de ese último parcial (60-49 a 4:59). Fue la sentencia (70-58) y en lo que significó tocar y agarrar la novena victoria de la temporada.
El apunte
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