Martínez Escala, durante un partido del curso previo. | Gemma Andreu

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Con cierta demora sobre el itinerario previsto para un preámbulo más accidentado de lo deseado –quizá no de lo esperado, en función de la atmósfera en que se encuentra el país– deviene, al fin, la incursión del Pinta B Es Castell en Liga EBA. Entre las varias alteraciones que la pandemia ha motivado, se incluye el cambio de escenario y de adversario para debutar. El equipo que desde la banda gestiona Joan Martínez Escala (1984) inicia así su tránsito en la cuarta liga nacional el domingo inminente a domicilio, con el UE Sant Cugat catalán por rival (12.15 horas). A solo 48 horas de tan ansiado estreno, histórico desde el prisma del club del Este insular, pulsamos el parecer y sensaciones del entrenador catalán, metódico ‘cerebro' en el banquillo de un proyecto que por extensión se convertirá, tras La Salle, Jovent, Ciutadella, Alcázar y Sant Lluís, en el sexto forjado en la Isla que abraza una liga bajo la nomenclatura EBA.

«Estamos muy ilusionados, el equipo, los técnicos, el club... Las circunstancias no son las mejores, fue como un jarro de agua fría no empezar cuando tocaba y apenas hemos tenido dos partidos amistosos, pero podemos lamentarnos o mirar adelante», inicia Martínez Escala, que de modo insobornable declina por la segunda y más ‘darwinista' opción; adaptarse al medio. A falta de poder concertar los suficientes partidos preparatorios, «hemos entrenado duro», lo bastante, calibra el entrenador catalán del Pinta B Es Castell, como para advertir al colectivo «preparado» para el estreno. Con un matiz. «Por como estábamos antes, nos veo bien, pero no podemos compararnos con otros equipos, solo jugamos contra Martorell y Llucmajor, y este último sí nos ha valido para ver como estamos, pero los primeros partidos serán de rodaje, y tendremos hándicaps, bajas, aunque está claro que la liga no espera a nadie y no habrá mucho margen de error», detalla.

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