Los jugadores del Barcelona Pierre Orriola y Adam Hanga celebran una canasta ante el Real Madrid | Elvira Urquijo A.

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El Barcelona se ha llevado la Copa del Rey de baloncesto (92-90) en una apasionante final ante el Real Madrid de Rudy Fernández.

El Barcelona Lassa rompió la racha de cuatro títulos consecutivos del Real Madrid superando al conjunto blanco en la final de la Copa del Rey por 92-90, merced a un emergente Pau Ribas (21 puntos y 24 de valoración) y a la consistencia del francés Thomas Heurtel -MVP del partido-, conjugado con un gran despliegue defensivo que desactivó por momentos el juego del hasta hoy vigente campeón.

Y eso que, en los primeros compases, Doncic tomó las riendas del conjunto blanco, poniendo en vanguardia a los suyos en el ecuador del cuarto inicial, apoyado por el belga Fabien Causeur y el americano Trey Thompkins (10-6).

Por su parte, el croata Ante Tomic se multiplicó en la zona para igualar la contienda, firmando seis puntos de arranque (10-10), pero no fue suficiente. De nuevo los de la capital tomaban aire con un mate de Rudy Fernández y dos tiros libres de Doncic (14-10).

Al final, el Real Madrid siguió sin soltar el pie del acelerador y selló el primer cuarto con un elocuente 21-15, truncando los esfuerzos del húngaro Adam Hanga y Pau Ribas. En cambio, el segundo cuarto arrancó con un parcial de 0-7 para los azulgranas, lo que permitió de nuevo equilibrar la balanza (24-24).

A falta de seis minutos para el descanso se producía el 'debut', en la Copa del Rey, del mexicano Gustavo Ayón en las filas madridistas, tras un largo periodo de convalecencia, pero poco varió en el guión del partido, ya que Tomic siguió erre que erre en la pintura, firmando ya 12 puntos y forzando el tiempo muerto del técnico Pablo Laso (29-32).

Con el caboverdiano Walter Tavares recluido en el banquillo por acumulación de personales (3), el Barcelona tomó la batuta del encuentro, cerrando la primera parte con ventaja de seis puntos (34-40).
En la reanudación, un demoledor parcial de 0-11 puso contra las cuerdas al Madrid, con Ribas y Oriola como estiletes catalanes ante un vigente campeón que naufragaba en ataque (37-51).

La derrama alcanzo los 18 puntos en el ecuador del tercer cuarto (40-58). El técnico blanco, Pablo Laso, optó por sentar a Doncic y combinar en el exterior con Campazzo y Carroll, pero la ecuación seguí sin dar resultado.
El entrenador serbio, Svetislav Pesic, ajustaba aún más la defensa azulgrana para impedir la fluidez en ataque rival. Un espectacular tiro en suspensión de Heurtel sirvió de cierre a un penúltimo periodo de claro color catalán (52-67).

Ya en el último asalto, el intercambio de golpes impedía al Madrid minimizar las diferencias (64-81 a 5:48 para la conclusión). Un triple de Rudy Fernández desde la esquina abría un halo de esperanza en la expedición blanca (70-80). Parecía un simple espejismo, pero posteriormente, con el Barcelona apurando el capítulo de las personales -Moermann y Hanga fueron eliminados por faltas-, la distancia se redujo a cinco a falta de 1:28 (80-85).

Una penetración de Sanders desde la derecha, que finalizó en semigancho, parecía sentenciar el partido antes de lo previsto (84-90). Sin embargo, el Madrid apeló a la épica y a base de tiro exterior se colocó a un casi milagroso 90-92, tras el enésimo triple de Thompkins, a falta de 11 segundos.
En ese último suspiro, la final se volvió taquicárdica. Oriola falló sus dos tiros libres, dando de nuevo oxígeno al Madrid, que lo intentó primero con un triple de Causeur y luego con un palmeo de Rudy Fernández que terminó por no entrar. Ahí acabó el partido tras un agónico final que llevó al Barcelona a proclamarse campeón por 90-92, confirmando su metamorfosis con Pesic coronándose con apenas dos semanas en el banquillo azulgrana.